lunes, 9 de marzo de 2020

Ni monarquía ni centralismo

CRONIQUILLA VASCA - 
Ni monarquía ni centralismo 
Diariamente nos sentimos poseídos de idéntica curiosidad. La de leer los periódicos de la acera de enfrente. O sea las páginas de aquellos cuyas ideologías se hallan distanciadas o son completamente opuestas de la que nosotros sustentamos. Nos entretiene su lectura. A veces publican cosas curiosas.
Por ejemplo. Nosotros no suponíamos que en la pintoresca villa de Zarauz hubiera otro mártir del tradicionalismo que su actual alcalde, hombre cuya existencia se ha visto recientemente amargada y hasta quizá amenazada por las iras populares. Que no en vano los activos guardias de Asalto tuvieron que desplazarse de la capital y llegar lo más rápidamente que les fue posible a la plaza zarauztarra. Allí sacaron de la casa en que estaba sitiado por el pueblo al alcalde tradicionalista, y gracias a la escolta de los guardias de la República -hemos escrito de la República, señor alcalde tradicionalista- pudo pasar a refugiarse en su propio y particular domicilio.
Pero el corresponsal de uno de estos diarios carlistas que leemos dice que en la dicha villa de Zarauz se trata de celebrar con grandes actos la Fiesta de los Mártires de la Tradición, "de aquellos valientes soldados que al grito de ¡Gora Jaungoikoa ta Fueroak! dieron sus vidas en los campos de batalla".
Dejémonos de lirismos y prosaicamente rindamos culto a la Verdad. Nadie es capaz de creer en ese grito en euskera dado por los moribundos soldados carlistas. Estos defendieron a don Carlos como representante del trono español y de la monarquía absoluta, además de amparador de los privilegios eclesiásticos. Nada más.
La mayoría de los "guiris" y de los "carcas" de aquellos tiempos fueron enemigos de cultivar la lengua vernácula de los vascos. Para ellos era más elegante hablar en español. El euskera lo hubieran suprimido de buena gana. Fomentaron cuanto pudieron su desaparición, y en lugar de protestar contra el ignominioso castigo escolar del anillo, aplicado por los maestros a los niños que, en caso de duda, hacían a su compañero de colegio una pregunta en vasco,porque no sabían aún hacerla en castellano, no vacilaban en hacer uso de la odiosa delación, para que el castigo fuera aplicado con el mayor rigor.
Aquellos soldados murieron gritando "¡Viva el Rey!" O bien "¡Viva don Carlos!". Pero nunca gritaron "¡Gora Jaungoikoa ta Fueroak!". Este grito es moderno. Es una mala parodia del grito nacionalista "¡Gora Euzkadi azkatuta!", rival y desplazador del carlismo.
¿"Gora Jaungoikoa"? Es decir ¿"Arriba Señor de arriba"? Si es Señor de arriba y se encuentra arriba, ese supuesto grito carlista, ¿a dónde intenta hacerle subir?
".....ta Fueroak". Durante la guerra civil, ¿cómo se les podía ocurrir lanzar el grito de "¡Arriba los Fueros!" si éstos estaban entonces en vigor y por nadie habían sido amenazados? La propia República de 1873 pasó respetándolos.
El peligro de la supresión foral estuvo siempre bajo la monarquía y el centralismo. De la monarquía y el centralismo fatales para España, que el clericalismo sembró, y luego dieron como natural fruto las guerras civiles y la pérdida de las libertades forales.
Esta es la verdad. No tratemos de engañarnos. Al pueblo español, para su prosperidad, le conviene anular para siempre la posibilidad de una restauración monárquica y abolir el absorbente centralismo, que es una rémora en la vida de las regiones. 
(PEDRO SARASQUETA - La Voz de Guipúzcoa. 9 de marzo de 1934)

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