jueves, 8 de agosto de 2019

LA SALVE de 1934

Hace 85 años se cantaba por primera vez la "Salve" de Refice, en plena efervescencia republicana, la víspera de la Virgen. Salve que un año más volverá a interpretar nuestro Orfeón Donostiarra, en exclusiva, pues es en el único día y lugar que se interpreta, en la iglesia Basílica de Santa María.
Y así lo reflejaba el REPUBLICANO DIARIO "LA VOZ DE GUIPUZCOA" en el mes de Agosto del año 1934. Siendo a la sazón Alcalde de la Ciudad don Fernando Sasiain Brau, y en plena disputa entre los Ayuntamientos Vascongados y el Gobierno de la Nación.

La Salve.

El Orfeón Donostiarra cantará una nueva composición de Refice.

Por encargo del Párroco de Santa María -don Agustin Embil- Mons. Refice, maestro de capilla de Santa María la Mayor, de Roma, ha escrito una "Salve" de gran brillantez, a ocho voces y coro popular, para cuya interpretación el Orfeón Donostiarra se ha preparado con especial cuidado, suspendiendo por unos días los ensayos para la Semana Lírica Usandizaga, que se celebrará el próximo mes de septiembre.
Con objeto de que la partitura del maestro Refice alcance la debida interpretación, se ha conseguido la colaboración de los "tiples" que integran las "Scholas Cantorum" de San Sebastián, Pasajes y Hernani. Este magnífico conjunto, al que hay que sumar el coro popular que formará la sección femenina del Orfeón Donostiarra, no podrá oirse más que el día 14 de Agosto de cada año, en Santa María, de San Sebastián, pues la "Salve" se ha escrito a petición del señor Embil con la condición de que sea interpretada por el Orfeón Donostiarra y en Santa María exclusivamente.

(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA" Jueves, 9 de Agosto de 1934.- pág.04)

La fiesta de la Virgen
Los actos religiosos de Santa María revestirán excepcional  importancia.

Han de ser, seguramente, dos acontecimientos de música religiosa la "Salve" que se cantará el martes y la misa mayor del miércoles en Santa María "ederra".
El Orfeón Donostiarra, que contará con el magnífico refuerzo de ciento sesenta voces de niños educados para la interpretación de esta clase de música, ensaya la "Salve" de monseñor Refice, que por encargo del arcipreste de San Sebastián, don Agustín Embil, ha compuesto para cantarla exclusivamente la víspera de la Virgen y en la iglesia de Santa María todos los años, quedando así instituida una fiesta artístico-religiosa exclusivamente donostiarra.
El acto del martes, víspera de la Virgen, comenzará a las ocho de la noche, con la interpretación al órgano del "Ave María" de "Mendi-Mendiyan", de José María Usandizaga, obra que ejecutará el artista renombrado don Luis Urteaga. A continuación se cantará la "Salve" de Refice para coro de hombres, coro de niños y coro popular, del que formarán parte las noventa señoritas del Orfeón Donostiarra, del que es también el coro de hombres.
Seguidamente se entonará el conocido cántico "Agur, Jesusen Ama", que se canta en todas las peregrinaciones por el pueblo y cuyo autor -ahora parece que es ha descubierto- no es otro que aquel gran organista navarro, pero que actuó en Tolosa tanto tiempo y del que son alumnos Lope, autor de los deliciosos pasodobles; Mocoroa y Saizar, y autor de tantas obras, entre ellas sus célebres "Misereres".
Terminará la audición con la ejecución del "Finale" de Lemmes al órgano por Urteaga.
El miércoles festividad de la Virgen (fiesta completa, porque también es oficial), actuará por primera vez la sección gregorianista del Orfeón Donostiarra en las partes variables de la misa.
El Orfeón cantará con los ciento sesenta niños la "Segunda Pontificial" de Perosi, y en el Ofertorio el "Ave Maria" de Vitoria.
Ni que decir tiene que estos actos religiosos, en su parte musical, ofrecen un gran atractivo.

(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA" Sábado, 11 de Agosto de 1934.- pág.4)

Con el concurso del Orfeón Donostiarra se celebrarán en la iglesia de Santa María brillantes actos religiosos.

La festividad de la Asunción exige que Donostia dedique una parte importante de su programa a los actos religiosos; desde luego, el primero de todos los actos : la Salve.
Este año se ha querido, y se ha conseguido, prestar a la Salve -desprovista desde hace unos años de cierto aparato mundano que le rodeaba- una solemnidad religiosa, austera, que será como primer jalón para que en lo sucesivo quede instituida la fiesta de la Salve algo más religiosamente tradicional. Para este fin se cuenta, como antes se contaba, con el Orfeón Donostiarra, y con la colaboración valiosa de las "Scholas Cantorum" de Hernani, Pasajes y San Sebastián, agrupaciones de voces blancas, educadas para esta clase de música vocal.
El programa del acto de hoy es el siguiente:

  1. "Ave María" , a cuatro voces de hombre, José María Usandizaga.- Por el coro de hombres del Orfeón Donostiarra.
  2. "Salve Regina" , a ocho voces mixtas y coro popular y órgano (primera vez), Licinio Refice. -Por los tiples de las Scholas de Hernani, Pasajes y San Sebastián y el Orfeón Donostiarra. La parte popular será interpretada por la sección femenina del Orfeón Donostiarra, y dirigirá a la misma el maestro Verkós.
  3. "Agur, Jesusen Ama" (por todo el pueblo), Felipe Gorriti.
  4. "Gran final", para órgano, Lemmens .- Por el eminente organista Luis Urteaga.
Este programa será dirigido por el maestro Gorostidi, director del Orfeón Donostiarra.
Instrucciones.- Se ruega al público que no ocupe el lugar que se ha reservado, en el centro de la iglesia, para las señoritas del Orfeón Donostiarra.
Los componentes de esta entidad, así como los tiples de las Scholas de Hernani, Pasajes y San Sebastián entrarán al templo por el acceso especial que se ha dispuesto, en evitación de aglomeraciones.
Los intérpretes deberán ocupar sus sitios para las ocho menos cuarto de la noche.
Queda prohibido el acceso del público al coro.

(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA" Martes, 14 de Agosto de 1934.- pág.16)


La Salve, cantada ayer en Santa María, fue un acontecimiento.

Fue el comienzo de las Fiestas de la Semana Grande donostiarra la Salve cantada en la iglesia matriz de Santa María. No hubo, cierto es - como no lo hay desde hace bastantes años- aquel aparato oficial; pero, cosa del pueblo, fue manifestación de donostiarrismo, siquiera sea tomado desde el punto de vista religioso.
Desde mucho antes -bastante antes de las siete de la tarde- de las ocho, hora anunciada para dar comienzo la ceremonia religiosa, comenzó a llegar al templo mucha gente. Se habían tomado disposiciones para no embotellar el recinto, pero no se pudo evitar que la amplia nave se llenara por completo, como muy pocas veces se habrá llenado el templo de Santa María.
A las ocho en punto, después de una introducción al órgano por el gran artista señor Urteaga (don Luis), el Orfeón Donostiarra, dirigido por el maestro Gorostidi, cantó admirablemente el "Ave María" de José María Usandizaga, y a continuación la "Salve", exclusiva para esta ceremonia y para esta iglesia, de monseñor Refice. Es obra esta "Salve" - cantada por el Orfeón Donostiarra y por un importante coro de muchachos-tiples de las Scholas Cantorum de Pasajes, Hernani y San Sebastián- que está hecha con el pensamiento puesto en la grandeza del acto, en esa grandeza que exige lo que pudiéramos llamar público de audiciones. Por eso carece en bastantes pasajes de esa severidad litúrgica en el procedimiento compositivo, aunque el autor - excelente músico y conocedor de los resortes de la composición- salva eso que pudiéramos llamar lagunas en el estricto lenguaje crítico, con una maestría en el juego de voces a las que se hace cambiar de tonalidades (mayores a menores o viceversa) con una facilidad y una fluidez admirables y de gran efecto.
En esta "Salve" no se muestra Refice como un Perosi de sus primeros tiempos (hace más de treinta años). Menos severo en las reglas gregorianas, mejor dicho seudogregorianas, se ha limitado a escribir en tono religioso, aunque no muy conforme con el lejano pensamiento de San Efrén.
Nada, sin embargo, puede reprocharse a esta página musical desde el punto de vista de agrado para el auditorio, pues, como antes decimos, ha sabido dar a su "Salve" una grandeza plena de magnificencia, muy propia para esta solemnidad.
A continuación se cantó el "Agur, Jesusen Ama", canto popular muy conocido, y el joven organista Juanito Urteaga, pensionado de la Diputación, se hizo cargo del "clavier" y del "pedalier" y admiró - sobre todo a los inteligentes que tuvieron la suerte de asistir a su audición- con la ejecución admirable de algunas obras.
(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA" Miércoles, 15 de Agosto de 1934.- pág.16)

No hay comentarios:

Publicar un comentario