viernes, 1 de noviembre de 2019

KOXKAS DONOSTIARRAS: "POLLOE"

POLLOE, el cementerio donostiarra, fue inaugurado en 1877 y el primer enterramiento fue el de Cayetano Michelena, de 25 años, natural de San Sebastián, casado, que había muerto en la Beneficencia el 4 de octubre. Hasta que se abrió Polloe los cementerios en la ciudad eran el de San Bartolomé, en el cerro de este nombre, y el de San Martín, que estaba  aproximadamente donde hoy se alza la Audiencia y en la manzana contigua, donde se halla el convento y capilla de las Siervas de Maria.
El cementerio de Polloe está cruzado por calles, todas  como es natural con nombres de Santos: San Sebastián, San Lorenzo, San Prudencio, San Ignacio, San Martín, San Vicente, San Pedro, Santa Clara, Santa Catalina, Santa María, Santa Teresa.... Calles estrechas a cuyos lados se alzan panteones y cipreses. Calles generalmente solitarias, excepto cuando hay un enterramiento y en estos días de noviembre en que el recuerdo de los muertos se aviva ante las fechas de Todos los Santos y Difuntos.
Resulta curioso saber que una zona de Polloe, donde estaba la llamada fosa común, separada de los grandes panteones,está dividida en calles cuyos nombres son los patronímicos de los Concejales que formaban la Comisión de Gobernación : calle de San Fernando (Fernando Sasiain), de San Manuel (Manuel Lartigue), calle de San Casimiro(Casimiro Iturrizaga), de San Alfredo (Alfredo Camio), de San Nicolás (Nicolás Goitia).
La puerta de entrada al cementerio luce esta leyenda: "Pronto dirán de vosotros lo que hoy dicen de nosotros: murieron". Y otra leyenda curiosa la que luce el panteón del Marqués de Casa Valdés: "Última casa de Valdés".
También en el cementerio hay divisiones según el capítulo económico que acompañó a los allí enterrados. Hay panteones que llaman la atención por su buen gusto, hasta su suntuosidad. En Polloe descansan para siempre José María Usandizaga, el general Barroso, muerto cuando era Ministro de Gracia y Justicia, los padres del cardenal Merry del Val, el Conde de Serrallo.
Un panteón guarda los restos de algunos , no todos, de los donostiarras que se reunieron en Zubieta en septiembre de 1813 tras la destrucción de la ciudad en 1813.
Pasear por las calles de Polloe en una tarde melancólica, agregaba tristeza a los viejos recuerdos que venían a mi mente ante los nombres de los allí enterrados. Compañeros de estudios, víctimas de la guerra del 36, gentes con las que conviví en el quehacer de cada día , familiares queridos..... llenaban mi ser de tristeza. Momento de oración.

(FUENTE: KOXKAS. R.M.- El Diario Vasco, 1 de Noviembre de 1998)

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