Comencemos esta crónica hablando de una comida pantagruélica que tuvo lugar el 16 de diciembre de 1924 en Rentería.
Seis señores, que ese día no tenían otra cosa que hacer, se reunieron y para entretenerse y ahogar las penas se metieron entre pecho y espalda nada más que los siguientes comestibles y bebestibles : dos cabezas de cerdo, dieciocho patas de la misma clase de animalito, diez monumentales morcillas, diez celemines de alubias, dos kilos de torrijas, cincuenta litros de sidra y un barril de cerveza.
El periódico, al dar la noticia, decía que no sabía que más habrían ingerido aquellos comensales después del pequeño vermouth de marras. "Seguramente -agregaba- estarán despachando a estas horas las catorce ovejas que un automóvil mató ayer en las inmediaciones de Rentería. Si es así, que les aproveche y que sigan las tragaderas. Al fin y a la postre, esto vendrá a resultar un gran negocio para los farmacéuticos, que se van a hinchar de dinero vendiendo purgantes".
Aquellos días daba cuenta el periódico que en el cafe sito en la plaza de Bilbao esquina a Alfonso VIII, habían comenzado los conciertos gracias a un modernísimo aparato fabricado por la Casa Parel Losche de Leipzig.
El repertorio era variadísimo y selecto, trozos de óperas y zarzuelas, operetas españolas y extranjeras, fox, tangos y bailes populares.
El orquestal inaugurado era un mueble lujoso y severo de caoba, que armonizaba con el original decorado del café de Guipúzcoa. "La ejecución es perfecta y agradabilísimo el sonido de los distintos instrumentos que imita el aparato a base de un magnífico piano", escribía el periódico del que tomo estos datos y agregaba que el propietario del café, don Dionisio del Río, " que de antiguo tiene acreditado el buen servicio del café, donde se sirve éste de excelente calidad, y toda clase de licores de las más acreditadas marcas, tiene el propósito establecer un buen servicio de restaurante, a base de pocos pero selectos platos y a precios económicos".
Aquellos años los restaurantes anunciaban en los periódicos los menús que ofrecían a la gente.
Así, el Hotel Central, sito en la calle Mayor, sucesor del antiguo Parador Real anunciaba para un domingo de otoño de 1924, al precio de ocho pesetas cubierto, el siguiente menú : entremeses variados, huevos escalfados americana, filetes de lenguado Bercy, pollos de Bayona Villeroy, Chateaubriand maitre d'hotel, patatas Chipp, helado Praliné, Pastas, Quesos, Cestitas de frutas .
DV-R.M.-14/12/1994.