martes, 23 de octubre de 2012

COSAS CURIOSAS DE LA CIUDAD


Una misa de campaña, como pocas veces se había celebrado en San Sebastián, tuvo lugar el 25 de julio de 1903, festividad de Santiago. Asistió una inmensa multitud y los barcos de guerra Giralda, Urania y Mac Mahon, engalanados con los telégrafos de banderas, se destacan en las aguas de la Concha.

La misa tuvo lugar en el campo de maniobras de Ondarreta y de espaldas a la playa se situaron las tropas en el siguiente orden: Guardia Civil del 14 tercio a caballo, Miqueletes, Regimiento de Infantería de Sicilia, Sexto Batallón de Artillería de plaza y Regimiento de Valencia.

Llegó el rey Alfonso XIII a caballo, luciendo el uniforme de capitán general, seguido del príncipe de Asturias, que vestía el uniforme de general de brigada, ayudantes y el cuarto militar y de la escolta real. La Reina María Cristina llegó en coche con la infanta María Teresa y la princesa de Asturias.

El altar se había improvisado en el alto, entre el campo de maniobras y la carretera. Dijo la misa el reverendo Illán y durante ésta tocaron diversas piezas las bandas de los regimientos Sicilia y Valencia. Daban guardia de honor cuatro gastadores y un cabo.

Terminada la misa, desfilaron las tropas con las banderas desplegadas por este orden : Regimiento de Sicilia,  Batallón de Artillería, Regimiento de Valencia, Guardia Civil de a pie, Miqueletes y Guardia Civil montada, que cerraba la marcha.

El 1 de agosto de 1903 nacía un nuevo periódico "El Pueblo Vasco", periódico independiente que aceptaba franca y lealmente las instituciones políticas  que entonces regían en España. Quien lo sacaba era don Rafael Picavea Leguía, un político que brilló mucho en los primeros treinta años del siglo.

Aquel periódico vivió hasta julio de 1936.

El domingo 2 de agosto de 1903 en el concierto que dio la banda en el Boulevard interpretó La Walkiria. Cuando después del concierto se marcharon los músicos, un gentío inmenso siguió al director, pidiéndole que repitiese La Walkiria. Huyendo  de la manifestación  se metió en un café y allí le siguieron siendo conducido hasta el kiosko en hombros. Repitióse la pieza y la ovación.

En la fábrica de cervezas que la viuda de Kutz tenía en el antiguo se introdujeron en aquel año de 1903 notables mejoras. Disponía el establecimiento de un motor a gas de 40 caballos de fuerza, otro eléctrico de 30 y otro de uno; una caldera de 45 hectolitros con sus correspondientes enfriadores; un pastorizador y una máquina frigorífica de 27.000 calorías .

KOXKAS (R.M.)

jueves, 6 de septiembre de 2012

TOROS EN SAN SEBASTIÁN


WENCESLAO Fernández F1órez, que veraneaba en San Sebastián, solía acudir a las corridas de toros y no faltaban después sus críticas, agudas y llenas de humor, sobre lo que había visto en el Chofre. Hace ochenta años escribía un día de agosto y decía que las corridas tenían un carácter especial en San Sebastián. «En Madrid se celebran corridas para que gocen los aficionados; en Sevilla para que las comenten los que no van; en la distinguida y bella Easo, las corridas se han organizado siempre para los franceses, y esto las ha dotado de singularidades con las que es preciso transigir.
Claro está que ahora con la guerra (la guerra europea) no hay franceses en San Sebastián, pero el señor Ucelayeta, como hombre amante de las tradiciones, ha querido que esa fiesta conservase todos los usos primitivos. Por ejemplo, el toro verdadero, el toro bravo que suele lidiarse en las demás plazas de España, no le sirve para nada al señor Ucelayeta, El toro bravo puede matar a los caballos, puede voltear a los toreros, acaso saltar la barrera.... Comete, en fin, una porción de atrocidades de mal gusto que podrian herir la natural delicadeza de un francés, no habituado a esta clase de espectáculos, Estos toros, pues, tienen que ser distintos.Los de ayer habían sido meticulosamente elegidos por la empresa entre todas las ganaderías de España y eran los más pequeños que se pudieron encontrar. En verdad no eran ocho toros, sino ocho mitades de toro. Además habían sido sometidos a un régimen de ayuno especial que les hacía caerse cada cinco minutos, VÍctimas de la anemia.
Pero aún así, no es esto lo que se busca. El ideal de la empresa es llegar a tener toros de patas cortas, como cierta raza de perros, amaestrados de tal manera que toquen la guitarra y vayan a tenderse a morir delante de la localidad donde está la mujer más guapa. Esto seria muy español. Intefin no alcanza este resultado, la empresa estudia medios de suplido. Para el año que viene es probable que se decida. a prescindir de toda clase de toros y los sustituya por empleados adictos que corran ocultos bajo un manto negro, con una cabeza de buey, mugiendo roncamente y clamando al recibir la estocada: 'iViva España y la Francia...! (...)'.
La empresa se propone sustituir los intestinos de los caballos por serpentinas de distintos colores e introducir otras modificaciones que atraerán a los extranjeros abundantemente,:.
Corría el año 1917 cuando se publicó esta crónica del señor Femández Flórez.

LAS REUNIONES DE ZUBIETA

Había pasado el triste y trágico 31 de agosto de 1813, todavía humeaban algunas ruinas, la vecindad, en su inmensa mayoria, había abandonado la ciudad y se había acogido en caseríos y pueblos próximos. Ya no quedaba nada de lo que fue San Sebastián, todo había sido pasto de las llamas. 
El cronistaFrancisco López Alénescribió bastantes años después: «Llegó el 8 de septiembre y algunos vecinos donostiarras consiguieron congregarse en la Comunidad de Zubieta, en la casa solar Aizpurua, y en medio de la mayor angustia, medio desnudos, hubo todavía bastante serenidad, pues de entre los reunidos surgió una voz, aún vigorosa, que en estos términos sacudió el desfallecimiento: ¡ Señores, si la Patria necesita más sacrificios estamos dispuestos a más; nada importa que nuestras casas y nuestras haciendas se hayan perdido y que nuestros solares hayan quedado convertidos en montones de escombros; si precisos fueran otros sacrificios, aquí están todavía nuestras vidas dispuestas siempre a darlas por la patria».
Aquellas palabras levantaron los ánimos de todos los presentes y comenzaron las Juntas que, como escribió el historiadorModesto Lafuente, son «de inmortal memoria». El acta de la primera reunión de Zubieta comienza así: «Después de tomada, saqueada e incendiada la ciudad y estando ardiendo sus edificios... y después de un gran rato de tristeza y profundo silencio, interrumpido por los sollozos y lágrimas excitadas al verse reunidos los señores concurrentes, pálidos, macilentos, traspasados de dolor y desarropados los más, hablaron alternativamente los dos alcaldes, aplaudiendo el celo patriótico que manifestaban todos los señores con haberse reunido aquí, abandonando sus familias y olvidando sus particulares desgracias, a tratar del partido que había de tomarse en estas tristes circunstancias a favor de todo el vecindario». 
Uno de los primeros acuerdos fue el de reconstruir la población: «Erijamos un Ayuntamiento que reúna la voz, representación y derechos de todos los vecinos, y lleve el nombre de Ciudad San Sebastián, para que suene su existencia política, ya que ha desaparecido la física por su quema total». 
Al cabo de los años se realizó lo que en las Juntas de Zubieta se inició el 8 de septiembre de 1813, y como escribió López Alén los donostiarras «con serenidad pasmosa, limpiaron de escombros el suelo, removieron la tierra trazaron calles, levantaron casas, etcétera, dando así, con fe y energía, principio glo- rioso a la nueva era de la ciudad de San Sebastián».

KOXKAS - R.M. - DV - 08 SEPTIEMBRE 2001  

LA SOCAMUTURRA

Una de las fiestas más populares que había en el San Sebastián de hace un siglo era la socamuturra, que no podía faltar el 20 de enero, en la Candelaria, los Carnavales .... Había comparsas, tamborradas, iñudes, caldereros.. y junto a estas manifestaciones de la popular alegría y del jolgorio más o menos desenfrenado, la socamuturra.
La gente acudía por las calle San Jerónimo, Narrica, Puerto a la Plaza de la Constitución. Un celador abría al final de la calle de Iñigo la cuadra donde se encontraban las reses destinadas al matadero y unas horas antes un empleado municipal dejaba al descubierto el anillo que se hallaba enterrado en el centro de la plaza. Todo estaba a punto para comenzar la fiesta que como nadie cantó el popular Marcelino Soroa y hasta llegó a cantar Vilinch. El buey atado a una cuerda que controlaba un carnicero, llegaba dando carreras a distro y siniestro, los muquizus corrían, algunos caían al suelo, sobre los cuerpos de otros pasaba el buey, el jolgorio y los sustos eran generales.
Un cronista de la época describió en pocas líneas aquel juego, infantil, espectacular y a la vez peligroso: "La lidia en el cuadrilátero,, lleno de gente, se reduce a que el animal dé vueltas y más vueltas buscando la salida; enredándose con la cuerda y molesto con tanta hostilidad concluye por sacudir cornadas. Se ocasionan algunos tumultos y se forma una resaca humana en los arcos de la plaza, en los que cuando entra el buey el chillido de las mujeres es espantoso. De aquellos atropellos fue víctima el ex-ministro Fermín Calbetón que una tarde salió con toda la ropa destrozada.
El carnicero, fijo en la argolla del centro, procura que la maroma esté tirante y a fin de evitar caídas grita de vez en cuando, moviendo la cuerda: "teine"...."teine" para que se percate la gente y salte.
Al ser conducido el animal a la "baca" (cuadra de donde salió), la multitud se desmanda por las calles adyacentes a esperar su tránsito cobijada en las esquinas, y si el buey se distrae por otra, a lo que se llamaba hacer carrera, el público corre y se guarnece en los portales".
A ver el espectáculo acudía medio San Sebastián y no faltaban las mujeres, "desde la princesa altiva a la que pesca en ruin barca", que seguían la fiesta desde los balcones. Los koskeros, los joshemaritarras, los choriburus, los kaskariñas, después de asistir a la fiesta iban a la sidrería de la Bárbara en la calle del Angel o la de Kupeleta en la de Pescadería, a comentar, a comparar con otras socamuturras y a refrescar el gaznate reseco tras las corridas.
Saturday, 06-May-2006
KOXKAS - R.M. - DV - XX ENERO 1994

EL RINCONCITO DE ARANA


En el Boulevard, esquina a la calle Elcano, tenía su tienda José Arana el empresario al que tanto debe San Sebastián de finales de siglo. Alli vendía los billetes para las corridas de la plaza de toros, entonces la de Atocha, y vendía ultramarinos y tenía una casa de banca. En los escaparates había bastantes peluconas de Carlos III.
Allí se reunía una tertulia todos los días, de 12 a 1 de la tarde en verano y de 6 a 7 de la tarde en invierno. Allí acudían los archidonostiarras, igual que en París los archiparisienses se reunían en la librería de Lewy y en Madrid los archimadrileños en la librería de Fe. El sitio era pequeño y allí estaba Arana de pie, y los amigos como podían. Alguién lo calificó de periódico hablado."Se ha muerto Fulano", "ha llegado Mengano", "que viene Guerrita". Allí se hablaba de todo. "En invierno las discusiones son a veces literarias, escribió Eusebio Blasco. También andamos acá escasos de eso. Hay buenos cuadros, buenas alubias, buen empedrado, buenos celadores, excelentes serenos, buenas mozas, buenos presbíteros y sus diez o doce mil chiquillos que cantan a todas horas. Pero de literatura andamos un poco apurados, porque la juventud requiere comer bien y beber buen vino. Hay sólo un grupo de escritores de la tierra que honran mucho a este país. Gracias a ellos viven aquí las letras". Y citaba a algunos, que iban de Serafín Baroja a Marcelino Soroa , "que hacen muy lindos versos, excelentes estudios de costumbres públicas, revistas locales muy populares".
En invierno entre el Palacio de Bellas Artes y el rinconcito de Arana se podía hablar de algo. En verano, cuando se organizaban corridas de toros, por allí pasaban todos los habitantes de la ciudad, todos los forasteros, y todos los franceses. Los niños acudían a pedir prospectos con cromos y los mayores a por entradas.
Desde el rinconcito de Arana se veía pasar "títulos con alpargatas, modistas sin sombrero, criadas sin zapatos, periodistas sin periódico, porque allí llamamos periodistas a los que venden los papeles públicos".
Dentro de la tienda se discutía de todo. "Arana se pasea, es decir, da dos pasos adelante y dos pasos atrás, porque no hay más sitio, y el público entra y compra y cambia y deja dinero. Y afuera, por el lado del Boulevard, hay siempre tres o cuatro personas contemplando las onzas del escaparate. Los que miran las peluconas son personas que no han podido poseerlas nunca. Pero nadie detesta al que allí las tiene porque sabe que las ha hecho trabajando".
En invierno entre el Palacio de Bellas Artes y el rinconcito de Arana se podía hablar de algo. En verano, cuando se organizaban corridas de toros, por allí pasaban todos los habitantes de la ciudad, todos los forasteros, y todos los franceses. Los niños acudían a pedir prospectos con cromos y los mayores a por entradas.Desde el rinconcito de Arana se veía pasar "títulos con alpargatas, modistas sin sombrero, criadas sin zapatos, periodistas sin periódico, porque allí llamamos periodistas a los que venden los papeles públicos".Dentro de la tienda se discutía de todo. "Arana se pasea, es decir, da dos pasos adelante y dos pasos atrás, porque no hay más sitio, y el público entra y compra y cambia y deja dinero. Y afuera, por el lado del Boulevard, hay siempre tres o cuatro personas contemplando las onzas del escaparate. Los que miran las peluconas son personas que no han podido poseerlas nunca. Pero nadie detesta al que allí las tiene porque sabe que las ha hecho trabajando".

DE TOROS Y OTRAS COSAS


Un cierto aire machista existía antaño que se puso de manifiesto en la sesión de nuestro Ayuntamiento del 29 de diciembre de 1613. Acordaron nuestros munícipes escribir a don Alonso de Idiacaiz, virrey de Navarra felicitándole las Pascuas y la salida y entrada de año. Se planteó la cuestión de felicitar también por carta particular a su esposa la duquesa, pero un regidor, Francisco de Hoiosaedo, dijo que no había costumbre en la villa de escribir cartas a las mujeres, pues con escribir a los maridos se cumplía con la cortesía debida, «sin poner nuevo estilo ni sumisión». Y la señora duquesa se quedó sin recibir la felicitación de nuestros munícipes.
Para vigilar la salud de los donostiarras, el Ayuntamiento ajustó con el médico Larralde sus servicios el 7 de octubre de 1613 en cien ducados al año. El 13 de diciembre de 1618 se ajusta por cuatro años con tres médicos, un doctor y dos licenciados, pagando cien ducados al primero y 150 a cada uno de los licenciados. En cuanto a boticarios, acordo el Ayuntamiento el 6 de diciembre de 1651 que., sólo hubiese cuatro en la villa, y a la muerte de uno entrara otro, examinado y aprobado, .presentando sus títulos al Regimiento, .dando preferencia al natural de la villa.
La fiesta de tos toros ocupaba tiempo a nuestros. regidores y en el trabajo que llevó a cabo don Serapio Múgica sobre las disposiciones de nuestros Ayuntamientos en los siglos XVI y XVII hay abundantes pruebas de ello. El 3 de agosto de 1587 acordaron nuestros regidores pagar 342 reales por las barreras puestas para los toros del día de Santiago. El 24 de junio de 1621 se encomienda al jurado Francisco de Lasarte disponga que se traigan para las fiestas de Santiago y San Roque doce toros para cada tarde y alguna colación. EI 21 de junio de 1651 se acuerda traer ocho toros de la Ribera para correr con motivo del feliz parto que se espera de la Reina. Unos días después, el 1 de julio, se dice que se traigan ocho, toros bravos de la Ribera de Navarra para las fiestas de Santiago y San Roque, y el 3 se acuerda se traigan más toros de esa provincia porque serán pocos los ochos navarros y el día 6 se envían a Pamplona 3.500 reales de plata para pago de los ocho toros, aprobándose ajustar ciertas invenciones de fuegos de pólvora pará las dichas fiestas en 110 ducados de plata». El 19 de agosto se decide vender en publica subasta los toros navarros sobrantes «porque hacen mucho daño en las heredades de la jurisdicción».
En 1581 las ocho cargas de leña se vendían a doce reales. La medida del largo de la leña era de tres codos y medio, y se puso por orden del Ayunyamiento en la pared de la iglesia de Santa Catalina un modelo de fresno para que en casos de duda pudiera el público confrontar la largura de la leña que compraba. Si no alcanzaba dicha medida, sería decomisada. Más tarde se dispuso que la carga de leña verde habría de tener dieciséis arrobas y la seca catorce arrobas. Así nuestro Ayuntamiento defendía los intereses de1 vecindario y luchaba contra el agio y el fraude.

DE TOROS Y COMIDAS


José Arana era un hombre inteligente, activo, emprendedor. Sabía hacer de los espectáculos que organizaba una propaganda indirecta - además de la directa - que tal vez fuese más eficaz que ninguna otra. De las corridas de toros que daba en la plaza de Atocha hacía propaganda en la zona sur de Francia, pues la afición era grande en la vecina nación. En el "Boletín de Loterías y Toros»que en 1883 se editaba, leemos en el número del mes de junio:
«El activo empresario de la plaza de toros de San Sebastián, señor Arana, tiene casi ultimados los ajustes y preparativos para las cinco corridas que este año en agosto se celebrarán en aquel circo taurino. Están contratados «Lagartijo» y «Frascuelo» para torear en cuatro de las cinco funciones. En la última se lidiarán ocho toros y habrá cuatro matadores, tomando parte en la fiesta caballeros en plaza y pegadores portugueses, la cuadrilla de indios que tantas suertes hace y varios franceses de las Landas que saltarán y harán quiebro a los toros.

Los trajes de los pajes y demás acompañamiento de los caballeros en plaza. los hace con todo lujo el señor París, pues la empresa no quiere economizar gasto a.fin de que la corrida en cuestión forme época en los anales taurinos de Guipúzcoa. Los carteles encomendados a Salvi serán tan lujosos y elegantes como los de años anteriores, las banderillas serán de flores chinescas y demás adornos y la plaza estará adornada con el buen gusto que sabe imprimir a todas sus obras el señor Arana. Los desvelos y sacrificios de la empresa no dudamos en asegurar que serán recompensados largamente por el público».
Esta es una de las noticias de aquellos últimos días de la primavera de 1883 y junto a ella conocemos otras. Como si fuese una información más, el periódico «Diario de San Sebastián» publicaba el 19 de junio este suelto. «Este balneario de San Sebastián es terrible: comer y comer y siempre dispuesto a echar algo entre pecho y espalda.
Corolario: pues nada, señora o caballero, cualquiera que seáis, cualquier idioma en que os expreséis, no hay que apurarse. Además de que todos 'los días se abren nuevas fondas, a pesar de las que siempre han hecho las delicias de los gastronomos,llamense Ezcurra, Londres, Inglés, Berdejo y Andamais, hay, así "sotto voce", diremos al oído, que acaba de abrir su salón comedor, con magnífico jefe de cocina y dispuesto a dar satisfacción cumplida a los bañistas, el ya acreditado Restaurant des Etrangers. Sirva a usted de gobierno y aquí paz y después gloria».

sábado, 23 de junio de 2012

LO QUE SE COMÍA Y BEBÍA

Un reportero curioso de "La Voz de Guipúzcoa", a través de los arbitrios municipales, averiguó lo que los donostiarras comieron y bebieron en 1911. Fue a la Contaduría del Ayuntamiento, que dirigía el señor Cruz, a los mataderos, a la pescadería, etc. y pudo obtener unos datos interesantes relacionados con el apetito y la sed de los donostiarras de hace ochenta años.

El Ayuntamiento ingresó aquel año por los arbitrios 2.024.058 pesetas, cantidad superior en 144.597 a la de 1910, con los mismos tipos impositivos. Vayamos con los alimentos.

En los mataderos se sacrificaron 1.024 bueyes, 3535 vacas, 8.083 terneras y 78 reses de lidia muertas a estoque en la plaza de toros., 1.687 carneros y 4 ovejas. El peso de todos estos animales fue de 1.816.346 kilos, a los que había que agregar 153.705 kilos de carne importada, lo que arrojaba una cifra total de 2..015.051 kilos. Además de esta carne, se mataron y consumieron 4.751 cerdos que pesaron 399.065 kilos, 24.285 corderos y 152.081 aves, de las que se enviaron a reconocimiento 118 y se tiraron al mar 40. Sólo en el matadero de aves que había en la subida del Castillo, donde hoy está la Cofradía de Gastronomía, se mataron en julio, agosto, setiembre y octubre, 90.000 aves. En el mes de diciembre se mataron 6.858 aves.


En 1911 se sacrificaron 3.429 cabezas más que en 1910.





miércoles, 21 de marzo de 2012

NOTICIAS DE MARZO 1881

Estamos en marzo de 1881. Acaban de finalizar las fiestas de Carnaval, que venían a ser como el cierre de un largo período lúdico que iniciado en la Feria de Santo Tomás terminaba con el entierro de la sardina. Los donostiarras parece que seguían lo que muchos años más tarde escribiera Chesterton :"Felices los pueblos que acortan el invierno alargando la Navidad".

Los periódicos de la época recogían en sus páginas las noticias locales, por mínimas que fueran. Y leyendo "Diario de San Sebastián" de aquellos días nos enteramos que los presupuestos del barrio de Igueldo para el año arrojaban la cifra de 2.344 pesetas de gastos y 2.349,50 pesetas de ingresos.

El café Suizo y de la Marina, el mejor de la ciudad por entonces, que se hallaba en la esquina del Boulevard con Garibay, había solicitado autorización para instalar un gran toldo en la parte exterior del edificio.El arquitecto municipal emitió un informe desfavorable, apoyándose nada menos que en la Novísima Recopilación, libro 1º, título 22. El periódico al dar esta noticia decía que dudaba que en la éopca de la Novísima Recopilación hubiera ni cafés ni toldos, ni que el mencionado título tuviera que ver con aquel asunto. En efecto, pocos días después, el 15 de marzo, se le concedió al dueño del café autorización para colocar el toldo, "siempre que las barras en las que se apoya el toldo sean quitadas en la temporada de invierno". El periódico apostillaba que la solicitud se hallaba comprendida en el artículo 32, capítulo 3º del Reglamento de Policía Urbana aprobado por el gobernador civil el 13 de julio de 1874.

No sólo los periódicos daban cuenta de las tiendas que se abrían o de las farolas de luz que se colocaban en las calles para iluminar la vía pública, aino que también se hacían eco de los profesionales que iniciaban su actividad. Así el 31 de marzo decían que don Miguel Valderrama había abierto su gabinete de dentista en el piso 3º de la calle de Legazpi n.º 3 "donde ejecutará cuantas operacionesestén relacionadas con su arte, así como la colocación de dentaduras artificiales, orificaciones, empastes, extracciones y todos cuantos encargos se le confien. Es de recomendar al que abrigando gran fe e idéntico entusiasmo aprovecha el tiempo en beneficio de la ciencia, con lo cual la humanidad doliente sabe agradecerlo".

No podían faltar las noticias de carácter religioso. Así leemos que las Siervas de María, ministras de los enfermos, habían trasladado su residencia a la casa número 5, piso 2.º de la calle Mayor, dejando el que tenían en San Jerónimo número 22. Que el 27 de marzo se había verificado con gran solemnidad en el templo de San Vicente, la reinstalación de la Asociación de San Luis Gonzaga, imponiendo el P. Mazquiará a los jóvenes asociados la medalla de la congregación. "Los inscritos pasan de cien, contándose entre ellos algunos que tienen la carrera concluida y que practican su profesión".

Acudía muchísima gente a los ejercicios de misión que se celebraban en Santa María. "Se da comienzo a las 7 de la noche con una plática doctrinal por el P. Oyarzun, y a las 7,30 el P. Mazquiarán sube al púlpito a pronunciar el sermón moral, terminándose el acto con la Salve, que se canta por todos los fieles a coro".

Por último el periódico anunciaba que a partir del 1 de Julio el franqueo de las cartas hasta 15 gramos costaría 20 céntimos para el interior de las poblaciones, y las tarjetas postales 5 céntimos.

EL DIARIO VASCO / 09/03/1991 / KOXKAS - R.M.

lunes, 19 de marzo de 2012

TABERNAS DE AYER

FUE el poeta Baltasar de Alcázar, en unos versos famosos, quién escribió:"Si es o no invención moderna/¡vive Dios! que no lo sé;/pero dedicada fue/la invención de la taberna". Siglos antes en el Antiguo Testamento se puede leer aquello de que el vino alegra el corazón del hombre. Y el primer milagro que hizo Cristo fue el de las famosas bodas en las que convirtió el agua en vino.

En San Sebastián se ha bebido bastante, y prueba de ello es el elevado número de establecimientos en los que se sirve vino, y esto no es de ahora, sino desde hace muchos años.

Hace un siglo, San Sebastián tenía una población de 39.000 almas en números redondos. Los hombres estaban en proporción de uno cada seis mujeres, es decir, que había entonces un censo de seis mil varones y treinta y tres mil señoras. Estos datos los dio don Manuel Beltrán, inspector de policía municipal, que manejaba a diario papeles y estadísticas sobre el control de la población. Salieron otras voces que alegaban que los datos eran exagerados y que la proporción era de 3 a uno, con lo que tendríamos trece mil hombres dispuestos a serclientes de las tabernas y bares y a apurar cuanto vino se presentara.

A esta cifra habría que rebajar el número de ancianos impedidos para el trasiego de vino y el de niños e individuos refractarios a la bebida, y que daría un número aproximado de seis mil quinientos preparados para el consumo.

Pues bien, en San Sebastián había a principios de siglo doscientas noventa tabernas. A las que habría que añadir para los efectos del vino ciento quince fondas, cafés y restaurantes y setenta sidrerías donde acudían los partidarios de meterse entre pecho y espalda algo de zumo de oro del pecado original.

Además, otro detalle a tener en cuenta, en muchos establecimientos de ultramarinos se despachaban entonces bebidas al menudeo, por vasos y embotelladas.

En los barrios de San Sebastián había setenta y tres tabernas, figurando con el máximo (catorce) el barrio de Amara y con el mínimo (dos) el de Zubieta. En el caso de la ciudad tenía el mayor número de tabernas la calle del Príncipe, que luego se llamó de Pi y Margall, después Hermanos Iturrino y ahora Arrasate, que tenía catorce. Las de Echaide, Juan de Bilbao, San Vicente, Bengoechea y Elcano que tenía una cada una.

Resumiendo, para seis mil quinientos consumidores existían la nada despreciable cifra de casi trescientas tabernas. Y para terminar copiaré a Lutero "QUIEN NO AME EL VINO, LAS MUJERES Y LAS CANCIONES, SERÁ UN ESTÚPIDO TODA SU VIDA".

EL DIARIO VASCO/ 1999/KOXKAS/ R.M.

viernes, 16 de marzo de 2012

DE SIDRAS


El manzano, árbol que abunda por nuestros campos, es el primero de los que se cita en los textos bíblicos. albergó en su trono al genio del mal, al mismísimo Lucifer y un fruto de éste árbol fue el que , al ser mordido por Eva, hizo que fueran echados del Paraíso nuestros primeros padres.

Dice un cronista local que el hombre, "contrariado por la pérdida de tantos bienes, estrujó con rabia la manzana, mas ¡oh sorpresa! las lágrimas de esta, expelidas en zumo, produjeron el exquisito néctar vascongado que se conoce con el nombre de sidra o sagardua, vino de manzana".

La gente de nuestra tierra es desde hace tiempo gran bebedora de sidra. Cuando corría la voz que en el caserío tal o en el caserío cual iba a abrirse un tonel, se reúnen adictos del exquisito néctar. "Las cubas enormes en su negrura de establo, parecen elefantes adormecidos. Braseros de piedra entre sus candentes cenizas asan sardinas, trozos de bacalao, trimpollas y kokotxas; y chirriantes sartenes fríen sabrosos comestibles. Esto era antes - escribía en 1935 Alfredo Laffitte -, ahora el progreso ha llegado hasta los caseríos, que tienen cocina económica y se merienda con mesa y manteles".

La contabilidad de las escanciadoras no ofrece quebraderos de cabeza; se fían de la buena fe de los parroquianos; cada consumidor al tomarse el vaso lleno va cantando el número de los que bebe: bigarrena, laugarrena, amargarrena y ogusy: segundo, cuarto, décimi, vigésimo. Y la cuenta salía perfecta.

Los buenos bebedores de ese zumo de oro del pecado original como lo denominó Felipe Sassone, decían que para que surtiera sus prodigiosos efectos había que beberlo al pie de la cuba.

Y relacionado con el tema de los bebedores de sidra está el de los coperos que eran quienes tenían por oficio el llevar la copa y dar de beber a su señor.

Así, el copero mayor del Rey era el que en los antiguos palacios de los monarcas tenía empleo de servirle la copa en la mesa, y en imitación de esto, escribía Gil Baré, en lo antiguo los regidores preeminentes de nuestras villas tal vez hayan tenido el encargo de servir con la copa al alcalde o al preboste o añl personaje que la villa tenía en honor, según se menciona en una escritura guardada en el archivo de la Cámara de Comptos de Navarra. Pero el documento no aclara si sólo bebía el alcalde o preboste la copa que le servía el copero, pero es de suponer que tanto éstos como los cargos de menor importancia se entregarían con motivo de todo acto oficial a repetidas libaciones.

DIARIO VASCO -29/01/1995- KOXKAS - R.M.

SIDRERÍAS


Las largas pipas cilíndricas montadas sobre las carretillas caseras, circulando por las calles de San Sebastián, repartiendo su cargamento por las sidrerías, es una estampa que ha desaparecido. Las cargas de estas pipas quedaban durmiendo en las cubas urbanas.

¿Cómo eran entonces las sidrerías donostiarras? El arquitecto Adolfo Morales de los Rios dijo que "los que en Bruselas han tenido la curiosidad de visitar las tabernas subterráneas donde se bebe el Faro, los que en Alemania y Suiza hayan paladeado el Rhin más o menos auténtico que se sirve en algunos Ratz-Keller, podrán darse cuenta aproximada de las guipuzcoanas sagardoteguis, sin que pretendamos por ejemplo compararlas por lo demás con Ratz-Keller como el lujosísimo proyectado en Hall endel Saal".

Los sagardoteguis ocupaban en San Sebastián el sótano de alguna casa. Por lo general a finales de siglo el lugar era oscuro y fresco. De día el sótano estaba iluminado por la escasa claridad que se filtraba a través de las rejas de un tragaluz situado al nivel de la acera de la calle. De noche el alumbrado era un antiquísimo candil suspendido de una viga o un quinqué de petróleo con reflector metálico colgado en los pilares de la bodega. las grandes cubas, en la penumbra, tenían un aspecto fantástico.

Se averiguaba dónde estaba la sidrería por el tufillo que despedían sobre las ascuas la "sardin-sarra". Una escalera de madera, pendiente y tortuosa, daba acceso a la sidrería. Allí, además de las enormes cubas, había varios escaños de madera, unos bancos y una silla baja de madera y mimbre para la echeco-andre, vasos de cristal, las medidas de metal y el embudo de hoja de lata nadando en un barreño y en otro barreño con brasas sobre un montón de cenizas la parrilla de asar pescados. En un rincón, bajo un lienzo húmedo, dormían entre terrones de sal aderezados para la parrilla con la sardinzarra, la caballa con el arenque y el bonito, según la descripción de Morales de los Ríos. La sidrería estaba abierta mientras había sidra en las pipas.. Las había dentro y fuera del casco urbano. Las más conocidas a finales de siglo (XIX) eran éstas: Ogneitabat-cupeleta (Pescadería), Soroa-eneco-bia, Gastoqui(junto a la subida del Castillo), Barbaranea (calle del Angel), Heriz-eneco-bia (frente al muelle), Correo-bia (calle Juan de Bilbao), Cañoyetan (frente al parque de artillería), Atocha-enea (plaza de las Escuelas), Monja-tacua (calle del Angel), Ama-Virgiña-pia (calle Embeltrán), Goenaga-enea (Calle Mayor), Ermuchaga-enea (calle 31 de Agosto).

Vilinch era asiduo a las sidrerías de donde salieron muchas canciones populares.

DIARIO VASCO -04/01/1998- KOXKAS - R.M.

viernes, 2 de marzo de 2012

COMERCIOS DE AYER

CUANTAS de las tiendas que había en San Sebastián hace ochenta años siguen abiertas, sirviendo a quien va a comprar algo en ellas? Imposible saberlo. Pero el lector de esta columna se encontrará entre los anuncios que publicaba el periódico El Pueblo Vasco un día de 1918 que algunos siguen con las puertas abiertas, atendiendo a la gente. Y recordará otros que entonces y años más tarde seguían en plena actividad pero que han pasado a mejor vida. Voy a recoger algunos de aquellos anuncios.

El Trust Joyero. Gran joyería y relojería internacional. Alhajas finas con brillantes y diamantes de primera calidad, montadas sobre platino fino y oro de ley de 18 kilates contrastado. Ultimas novedades en relojes de pulsera para señora y caballero. Factura de garantía en todas las compras. Precios de fabricación marcados a la vista del público. Alameda 15.

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Visite la Casa Mayer, calle Churruca 5, en la que hallará usted un completo surtido en mantelería, juegos de cama, colchas, mantas, alfombras, toallas, tapetes, tejidos, mercería, etcétera. Precios fijos y económicos.

Las señoras elegantes precisan conocer los modelos de la Casa Ruiz, peletería. Alameda 2.

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Calzados, la casa mejor surtida. Cómprelos usted, son los mejores. La Mina. Oquendo 24.

Central Photo-film. Material fotográfico completo. Trabajos para aficionados. Placas Lumiere, Jugla, Grieshaber, Kodak. Easo, 4.

Impermeables, gabardinas, Casa Asterio Parra. Avenida 34.

Colchonería americana. Lanas, miraguano. J. Murguía. Plaza de Guipúzcoa 3.

Pieles de lujo. Los más bonitos modelos se encontrarán en Casa Lelouch. Legazpi 9.

DE BALLENAS

En diciembre de 1881 se publicó en los anales de la Sociedad Zoologica de Londres un curioso e interesante trabajo sobre la pesca de la ballena por los habitantes de las provincias vascongadas, firmado por Clemente R. Markham. Del extenso estudio voy a tomar algunos datos que afectan a la provincia de Guipúzcoa.

Dice el autor que la Baloena bycayensis frecuentó las costas de las Provincias vascongadas desde tiempo inmemorial, pero que casi se había extinguido en la diecisiete centuria, cuando los vascos empezaron a extender sus viajes más al Norte y a través del círculo Artico. "De esta manera los vascos se volvieron diestros pescadores de ballenas mucho antes de que ninguna otra gente europea emprendiera tan peligrosa ocupación".

En 1881 el profesor Markham visitó la costa cantábrica desde la frontera con Francia hasta el cabo de PeñaS. Dice que era una zona "en su mayor parte pedregosa y de roca, con algunos intersticios de terreno arcilloso , con veredas en forma de grandes ángulos. A trechos se presentan zonas de arena, generalmente en las embocaduras de los ríos y acá y allá pequeñas ensenadas de roca para lanchas. Bosques de abeto y castaño cubren las montañas, escalonadas a veces de fresnos y ayas y zarzales de arbustos y mirto. En algunos sitios los castaños bajan hasta rozar con el agua".

Visitó los puertos de Guipúzcoa y San Sebastián dice que "era el centro de la antigua pesca de la ballena " y describe a los pescadores vascos como "una hermosa raza. Van fuera en sus viajes de pesquería por varios días y son valientes, honrados e industriosos y hombres y mujeres están siempre alegres y contentos. Pertenecen a un pueblo que por siglos ha rechazado invasiones extranjeras, ha gozado de instituciones libres y ha hecho sus propias leyes. Los pescadores vascos son los descendientes de los antiguos balleneros y retienen sus tradiciones. de tiempo en tiempo han producido notabilidades navales, cuyos nombres son históricos. Entre ellos están Sebastián Elcano, natural del pueblecito pescador de Guetaria, que fue el primer circunnavegante del globo. Legazpi, el primer conquistador de las islas Filipinas. Machín de Munguía, el Grenville español y Churruca, cuya serenidad en la batalla de Trafalgar mereció la admiración de las huestes inglesas".

Estos hombres fueron producto de la pesca de la ballena que para los vascos fue como después lo ha sido para los ingleses, un admirable plantel de marineros. Ya en el siglo XII pescaban ballenas. En el privilegio que el Rey Sancho de Navarra concedió a San Sebastián el año 1150 hay una lista de artículos de comercio con los derechos que debían pagar por almacenarlos y los huesos de ballena ocupan lugar preminente en la lista. "Carga de boquinas-barbas de ballena : 2 dineros". Los mismos privilegios se hicieron extensivos por Alfonso VIII a Fuenterrabía en 1203 y a Motrico y Guetaria en 1204, y Fernando III, por una Real Orden fechada en Burgos el 28 de septiembre de 1237 dio iguales privilegios a Zarauz. Este documento prueba la antiguedad de la pesca de la ballena, pues se establece una condición de conformidad con la costumbre (sicut forum et) el Rey debería tener una porción de cada ballena, a lo largo del hueso espaldar de la cabeza hasta la cola. Algunos pueblos tienen en su escudo de armas una ballena y en una casa de Guetaria hay uno consistente en una ballena entre las olas.

EL DIARIO VASCO /09/04/1991 - KOXKAS- R.M.

jueves, 1 de marzo de 2012

BARES Y TABERNAS

Al final de la década de los cuarenta, las aficiones o las modas llevaban a la gente a abandonar los cafés y los grandes bares y se iban a los pequeños establecimientos de bebidas y a las tabernas. Desde un día de abril que se abrió el "Borda Berri" nuevos nombres hubo que añadir a la lista de establecimientos de bebidas. Se habían cerrado el Viena, Toledo, Marina, Iribas, Oriental y se abrieron, hasta noviembre de 1950 el Chistu, el Nuevo Mesón, Paco Bueno, Gu, Acuarium, Aloña, Kox-kak, La viña, Gazpio y en Gros el Recalde, Julián, Felipe, Antonio y Miguelcho, y sólo uno había cerrado por entonces, el Anastasio. La gente prefería las barras de los bares que los divanes de los antiguos cafés.

Según datos que recojo de un Anuario correspondiente a 1950, en San Sebastián había a comienzos del año 299 bares y tabernas. Ninguna otra clase de establecimientos o despachos superaba esa cifra. Había más bares y tabernas que carnicerías, que fruterías, que zapaterías, que consultas de médicos y abogados. Había más establecimientos de bebidas que tiendas de comestibles. En el citado Anuario contamos 299 bares y tabernas y sólo 272 tiendas donde la gente podía surtirse del comestible diario.

La Parte Vieja era donde había más establecimientos de bebidas. En la parte comprendida entre la calle San Juan, Alameda, Igentea y Muelle, con exclusión del Ensanche oriental, había 83 bares, tabernas, bodegones y sidrerías. Si a esta cifra se suman las dieciséis sociedades populares que entonces tenían su sede en la Parte Vieja, la cifra llegaba a 99.

En lo viejo, donde habitaba menos de la décima parte de la población donostiarra, se hallaba la cuarta parte de los establecimientos de bebidas.

En Francia existían dos leyes de 1886 y 1913 por las que se facultaba a los Alcaldes para dictar los decretos en los que se fijarían las distancias mínimas a iglesias y escuelas en las que podían situarse los establecimientos de bebidas. En Madrid hace unos cincuenta años los representantes sindicales de restaurantes económicos y bodegones adoptaron el acuerdo de fijar en 150 metros la distancia mínima que tenían que guardar los establecimientos de ese género que se abriesen en lo sucesivo. Aquí no había nada de eso y así vemos un auténtico cinturón de tabernas cercando a Santa María y San Vicente.

Y para terminar un dato: expendía cada establecimiento de bebidas un promedio diario de 50 litros de vino, algunos como Casa Alcalde más, que era el equivalente a 750 chiquitos.

lunes, 27 de febrero de 2012

EL CAFÉ DE LA MARINA

DESPUÉS de derribarse las murallas que tenían aprisionado a San Sebastián, en 1863, cincuenta años después del incendio pavoroso al que le siguió su reconstrucción, las tres primeras construcciones que se levantaron en lo que sería el ensanche de la ciudad fueron una en la futura calle Andía, de Sebastián Arizaga, otra en la futura calle Oquendo y la tercera en el inicio de la calle Garibay, esquina al Boulevard. Pues bien, el 17 de febrero de 1867 se inauguraba en la casa de Garibay-Boulevard el café de la Marina.

La arquitectura de la casa del café de la Marina y la dirección de la obra fue del inolvidable donostiarra don José Galo Aguirresarobe. El decorado del café estaba muy logrado, estilo Luis XVI. Su primer propietario, don Martín de Oteiza, intervino en la decoración del local.

Los testeros del café estaban ilustrados con unos retratos de ilustres guipuzcoanos, entre ellos una mujer. Fue su autor Eugenio de Azcue.

En 1907 se llevaron a cabo unos arreglos en el café y al efectuar la pintura del techo y las paredes se retiraron los retratos, que hoy los tiene la Caja de Ahorros. He aquí la relación de aquellos ya históricos retratos:

Juan de Urbieta, de Hernani, que apresó a Francisco I rey de Francia en Pavía.

Manuel de Larramendi, de Andoain, autor de importantes obras escritas en vascuence.

El conde de Peñaflorida, de Azpeitia, creador de la Sociedad de Amigos del País.
Cosme Damián Churruca y Elorza, de Motrico, ilustre marino.
Catalina de Erauso, la Monja Alférez, de San Sebastián, protagonista de una asombrosa historia desarrollada en las Américas.

Juan de Idiáquez, de San Sebastián, diplomático de los tiempos de Felipe II.
Andrés de Urdaneta, de Villafranca, navegante insigne.
Esteban de Garibay, de Mondragón, historiador.
González de Andía, de Tolosa, hombre de leyes.

Juan de Echaide, de San Sebastián, navegante famoso.
Miguel de Bidazábal, de Motrico, ilustre almirante.

Juan Sebastián Elcano, de Guetaria, primero que dió la vuelta al mundo.

Ignacio de Loyola, de Azpeitia, fundador de la Compañía de Jesús.

Blas de Lezo, de Pasajes, célebre marino de guerra.
Miguel López de Legazpi, de Zumárraga, conquistador de Filipinas.

Antonio de Oquendo, de San Sebastián, marino famoso.

Juan de Lazcano
, del concejo de Lazcano, general de gran prestigio.

SOBRE LAS "KOSHKAS"


La pequeña historia de San Sebastián está llena de curiosidades que algunos pocos, no muchos, eruditos y amantes del ayer de nuestro pueblo, estudian y luego difunden para conocimiento de los que no somos muy expertos en la pequeña historia de nuestro pueblo. Yo soy uno de éstos, poco conocedor del ayer de San Sebastián y tengo que acudir a fuentes que me van dando noticias que ignoraba. Hoy voy a escribir sobre una palabra que es la que da nombre a esta sección que hago a diario y que titulo Koskas. sección que nació en 1982 con el título Desde las koxkas y que sigue adelante. La pregunta que hoy me hago es ésta :¿qué quiere decir exactamente la palabra koskas y cómo nació?

Dos fueron las posturas sobre el origen y razón de la palabra koshkas y sus derivados (el koshkerismo); una de ellas la defendió Andrés Irazoqui, un herrero de la calle de San Vicente.

La otra la mantenía el sacerdote Ramón Inzagaray, perteneciente a la vieja parroquia de San Vicente. Ambos defendieron en vida con férrea entereza sus puntos de vista:

Sostenía uno que la palabra koshkas tuvo su origen y razón de ser en las esquinas, ángulos, entrantes, salientes y resaltos de la arquitectura del templo de San Vicente, " a cual más favorables al juego des escondite o bules de los mukizus de aquellos barrios. Sostenía el otro que, por el contrario la palabra nació del viejo y antiguo encanchado o pavimento de canto rodado de aquellos ingurus o aledaños de la vetusta iglesia, sobre el cual en los partidos que tenían por frontis las sagradas paredes del templo y de su sacristía, botaban las pelotas tan anormalmente que era difícil restarlas".

Para uno, las koshkas eran las de las paredes del templo, para otro, las del suelo de sus inmediaciones. Aquel las adscribía a un determinado juego; éste a un juego diferente.

"¡Con que amor a estas koshkas sostenían entrambos contendientes su controversia! A ella aprontaban, no sólo razones de principio y recuerdos de sus respectivas infancias, sino testigos contemporáneos y coetanos adictos a una de las tesis en presencia".

Fueron antaño dos bandos que sostenía cada uno sus tesis, como los capuletois y montescos, oñacinos y gamboinos, y ambos dijérase que capitaneaban a quienes en la ciudad se consideraban koshkeros, frente a quienes se llamaban joshemaritarras, por haber nacido en las cercanías de Santa María, o sanmartindarras los que vinieron a este mundo alejados de las murallas, en el barrio de San Martín.

Esta curiosa historia la he seguido de un cronista de aquí, José María Donosty.

UN NUEVO CAFÉ

CAMBIAN con el paso de los años las costumbres, los gustos y ayer, en un ayer no tan lejano, se reduce la afición a asistir y reunirse en los cafés y si antaño proliferaban en las ciudades, hoy apenas si quedan y son un recuerdo para la gente, mucha de la cual pasó en ellos unas horas inolvidables. ¡Aquellas tertulias que nos describieron con su prosa inigualable Ramón Gómez de la Serna, Mariano de Cavia, César González Ruano, y aquí en San Sebastián Antonio Peña y Goñi, Dionisio de Azcue, Francisco López Alén....!

En San Sebastián también proliferaron los cafés. El más antiguo del que tenemos noticia fue el llamado de la Facunda, que existió en el recinto del Cubo Imperial, donde se reunían los vecinos de entonces, los Ostolaza, Santesteban, Mutiozabal, Echagüe, Lascurain, Alcain, Zuazúa .... Más tarde el café más concurrido era el de Andre Luchi de Leclerq, "señora respetable que llamó la atención por su belleza". Otro café de aquellos días, frente al muelle, era el de Latierro, más conocido por el nombre de Perikoenea. En la calle Mayor, esquina a la de Embeltrán estuvo el primer café llamado de la Marina y su propietario, Vicente Ortiz, lo trasladó años después a la calle Esterlines, que adquirió gran renombre por los helados que vendía en los días del Corpus Christi y de la Virgen de Agosto. En este café tenían su tertulia literaria intelectuales de aquella época como Baroja, Santesteban, Jamar, Bilinch, Echagüe, Arruti, etcétera.

Cafés de entonces eran el de la Escala, el de Aristizabal, el del Comercio, cuando San Sebastián todavía tenía el Hornabeque y la Puerta de Tierra y los cabos y baluartes. Luego vinieron otros, siendo el más importante por sus instalaciones y su señorío el café de la Marina, en el Boulevard, esquina a la calle Garibay, el Oriental, también en el Boulevard pero en la acera de enfrente, entre San Jerónimo y Narrica, y años más tarde el café del Rhin, en la Avenida esquina a Vergara, el Guría, el Madrid, el Raga .....

En 1905 se inauguró el café del Norte, en la casa de Ayani, en el Boulevard, de Eustaquio Irureta, en el que abundaban los espejos o reflectores dispuestos de manera que recogían la luz de los focos eléctricos con objeto de triplicar la claridad del local. La ornamentación del nuevo café la dirigió el arquitecto don Luis Elizalde. Dos artistas que honraban a su pueblo, Alejandrino Irureta y Pepe Salís, pintaron en sus paredes lindísimos cuadros, corriendo a cargo de Julio Gargallo la parte decorativa.El mobiliario, la vajilla, el alumbrado .... era digno de los mejores establecimientos de aquella época.

lunes, 13 de febrero de 2012

CURIOSIDADES

La lectura del periódico "Diario de San Sebastián" de los años que siguieron a la segunda guerra carlista nos muestra una ciudad que, olvidadas las dificultades y amarguras del bloqueo de las tropas de Don Carlos y las bombas que explotaban en la ciudad, quería divertirse. Los carnavales de 1881 se anunciaron el 1º de febrero con una preciosa lámina, cuyo dibujo y composición eran debidos al acreditado litógrafo A. Iraola. El periódico daba noticia de ella en estas lineas:

"Artísticamente combinados se hallan los festejos que indica el programa colocado al dorso, representando la gran entrada del Carnaval con su numeroso séquito y gran escolta : la gran corrida de toros con caballeros en plaza; la pista del Circo de Alderdi Eder con caprichosos ejercicios gimnásticos y el espacioso salón del tetro Circo destinado a los bailes de máscaras, cuyos festejos tendrán lugar los días 27 y 28 de febrero y 1º de marzo. Figuras alegóricas sirven de orla a este bien combinado cuadro, por el que juzgamos el gran gusto y el gran estudio que ha tenido que hacer nuestro querido amigo señor Iraola, lo cual le coloca al nivel de los primeros artistas en el difícil arte de la litografía."

Pero no todo eran festejos y jolgorios. También había otros aspectos curiosos en la vida de la ciudad, y uno de ellos se adivina a través de la carta de los presos de la cárcel que publicaba el periódico. En ella un grupo de reclusos hacían saber que los días 28 de febrero y 19 de marzo "fuimos visitados y agraciados por una señora de esta capital con chocolates, vino y cigarros cada día. Por desgracia entre nosotros hay algunos compañeros que no saben leer ni escribir, y dicha señora tiene la amabilidad de contribuir con papel pautado, libros, tinta, plumas y otros enseres necesarios para la enseñanza de aquellos. Tenemos el sentimiento de no saber el nombre de la señora, para hacerlo constar; pero creemos que pertenezca a una sociedad, establecida en esta capital, para socorrer a los necesitados. Agradecemos en el alma su protección y buenos sentimientos que abriga para con nosotros, y rogamos a Dios conserve su vida dilatados años, así como también a las demás señoras que pertenecen a dicha sociedad.

Para mejor éxito de la enseñanza, solo deseamos que el señor presidente del Excelentísimo Ayuntamiento, tomando por base a esas señoras, se sirva proporcionarnos un taller de carpintería tan necesario para poder trabajar los que a ella se dedican; y un encerado para la explicación de Aritmética".

Aquellos días el periódico publicaba un curioso anuncio, el llamado "Metro Felipe", cuyo texto decía : "Metro Felipe, con el cual se averiguan instantáneamente y sin cálculo los precios y equivalencias de varas a metros y viceversa. Si deseamos saber las varas que hacen 23 metros, se recorre la escala de 50 metros hasta llegar al número 23 y veremos que en la escala de 59 varas, en el vértice donde dichas escalas se encuentran, está la equivalencia de 27 varas y dos cuartos. Averiguar los precios. si queremos saber el precio del metro, valiendo la vara a dos pesetas, se recorre la escala que dice precio de la vara, y siguiendo la calle que dice pesetas hasta encontrar el número 2, veremos que en ese punto se encuentra la equivalencia de 2 pesetas 39 céntimos, que es el precio del metro".Este "Metro Felipe" se vendía a tres pesetas en los almacenes de los señores Cazenave y Guiard, Avenida de la Libertad.

(EL DIARIO VASCO - 6/02/1991 - KOXKAS- R.M.)

sábado, 11 de febrero de 2012

INFLUENCIA FRANCESA

La proximidad de San Sebastián a la frontera es la causa primera, la razón principal de la influencia francesa sobre nuestra ciudad y sus gentes. En la mente de todos está, por ejemplo, la estampa de grupos nutridos de franceses viniendo aquí a presenciar las corridas de toros, y cuando el turismo se hizo más cómodo por el progreso de los medios de comunicación, aquí venían - y vienen - turistas galos, sobre todo en verano, a bañarse en nuestras playas, a degustar los menús vascongados, a adquirir diversos objetos y prendas, aprovechando el cambio favorable de su moneda, en los comercios donostiarras, en los que se habla francés como segundo idioma.

Pero mucho antes de que el turismo fuera una realidad en toda Europa, San Sebastián ya había conocido años y años de influencia gascona, que queda para siempre recogida en sitios y lugares de nuestra ciudad y alrededores, cuyos nombres son permanente testimonio de aquella. Nombres gascones son Urgull, Mompás, Molinao.... Y lo mismo podríamos decir de apellidos de linajes galos, desde los tiempos de Alfonso VIII, como Miramont, Puyo, Morlans, Belloc, Arzac, Dupuy, Gascue, Gamón, Ayet (que dio el nombre de Ayete a una zona campesina donostiarra), Mans, Garro, Estor .....

Vinieron aquí, se afincaron, aquí y generación tras generación han llegado a nuestros días. Se adentraron en la administración pública de la villa y llegaron a ocupar cargos importantes de la misma. El cargo de preboste, similar al de alcalde, fue otorgado por merced real a un gascón y a título hereditario, a mediados del siglo XIII, a Urdincho de Mans el Bueno. Muchos siglos después, otros prebostes, con título hereditario, fueron los Engómez.

En esta influencia francesa sobre nuestra ciudad han tenido mucha importancia las guerras. Las tropas del duque de Berwick ocuparon San Sebastián desde 1719 a 1721 y entre los años 1793 a 1828, aquí estuvieron tropas francesas con los convencionales, los imperiales y con los hombres de Angulema.

Luego, en días de paz vinieron los religiosos expulsados de Francia por las leyes de Combes y Waldeck-Rousseau, que abrieron colegios que aquí siguen, y gran número de artesanos, comerciantes e industriales, que contribuyeron "al auge de nuestra ciudad, y gran número de ellos aquí arraigaron, en ella emparentaron y donostiarras son sus hijos y descendientes", dice José María Donosty en un trabajo del que he tomado los datos para este escrito. Si antes eran los periódicos franceses los que abundaban en los kioskos de Prensa, ahora es la TV gala la que entra en los hogares donostiarras.

miércoles, 8 de febrero de 2012

VIEJOS CAFÉS


Las costumbres, las modas, los gustos cambian con el paso de los años. Las tertulias en los cafés, con los "echadores" que circulaban a gran velocidad entre las mesas sirviendo a los clientes, con la música que rompía el muro de las conversaciones, son solo un lejano recuerdo. Si volviese Ramón Gómez de la Serna no encontraría lugar en que asentarse para dirigir su tertulia, entre un mar de mesas.

¿Por qué hemos desterrado las tertulias de nuestras costumbres?¿Tiene hoy el hombre menos tiempo libre que hace cincuenta o cien años y no encuentra hueco en sus horas diarias para acudir a una tertulia?¿Qué hace cuando no está trabajando en la oficina o en el taller? Acaso la televisión tenga parte de culpa en esta desaparición de las tertulias cafeteriles a las que eran tan aficionados nuestros mayores. Y al no haber tertulias, al estar menos concurridos los cafés, estos han ido desapareciendo, sustituidos por bares con barra y pinchos o establecimientos en los que la música sustituye la coversación entre los clientes.

Veamos cuantos cafés había en San Sebastián hasta el derribo de las murallas en 1863.

Uno de los edificios que en su tiempo fue planeado con vistas al engrandecimiento de la ciudad y cuyas proporciones y adorno estuvieron admirablemente calculados, es el inmueble que se halla en la esquina del Boulevard con la calle de Garibay, donde estubo el café de la Marina. Este edificio y el de enfrente el de la esquina de los impares, fueron los primeros que se construyeron en el llamado entonces ensanche. El café se llamó en un principio Suizo y de la Marina, de la compañía Matossi y Fanconi, tomándolo después Oteiza, el precursor de los cafeteros donostiarras, lo tuvo también Kutz y después Florentino Rojo.

El primer decorador de la Marina tuvo un acierto al colocar en la cornisa del techo de la sala en medallones los retratos de los hombres más preclaros del país, navegantes, descubridores, ingenios..... Así el cliente, entre sorbo y sorbo de café, leía en aquellos rostros parte importantísima de la historia de Guipúzcoa. El café fue cerrado, pero su recuerdo sigue imborrable entre los que le conocieron y alguna vez fueron sus clientes.

Los cafés más importantes que hubo intramuros fueron : el llamado Viejo o de la Facunda, de Vicente Orti, situado dentro del Cubo Imperial; el primitivo de la Marina, frente al Teatro Principal; el del Comercio, de Pozzy, donde luego estuvo el Oriental, bajo los arcos del Boulevard; el de la Paz, de Escala, en la Plaza de la Constitución; el de Esterlines, especializado en helados; el café delPuerto, en la calle de este nombre; y otro en la plaza de las Escuelas cuyo nombre no recuerda quien me ha facilitado estos datos.

domingo, 5 de febrero de 2012

LOS COROS DE SANTA ÁGUEDA


La víspera de Santa Águeda (en euskera Agate Deuna Bezpera), el día anterior al 5 de febrero, según el santoral católico día de Santa Águeda, es costumbre en muchos pueblos de Euskal Herria el salir a cantar las coplas de vísperas de Santa Águeda.

La costumbre marca que se salga en cuadrillas por la calles de los pueblos y ciudades, así como que se recorran los barrios de caseríos yendo de puerta en puerta cantando coplas a la santa y recogiendo dinero para diferentes causas. Se suelen acompañar de bastones y palos con los que se golpea el suelo rítmicamente.

La víspera de la festividad de la santa, 5 de febrero, se acostumbra a salir, en muchos pueblos , a realizar rondas corales cantando coplas en honor al martirio y muerte de la santa. Antiguamente eran jóvenes en edad de ir a realizar el servicio militar (los quintos) los que se agrupaban e iban de puerta en puerta recogiendo dinero o diferentes viandas para realizar una comida o merienda. En la actualidad son grupos de toda clase de edades, las escuelas y colegios suelen realizar sus salidas, que recogen dinero para diversas finalidades (también la de realizar una comida o cena).

El grupo coral va ataviado con unas varas o bastones con los que se golpea el suelo al ritmo de la copla. La temática de las coplas es diversa y recuerda a la santa pero también trata otra temática más "humana" para intentar recaudar lo máximo posible. En cada lugar suele tener sus letras y en algunos se acompañan con bertsolaris (improvisadores de versos) aunque se van generalizando las mismas. Se suele cantar en euskera y dice así:

Zorion, etxe hontako denoi!
Oles egitera gatoz,
aterik ate ohitura zaharra
aurten berritzeko asmoz.
Ez gaude oso aberats diruz,
ezta ere oinetakoz.
Baina eztarriz sano gabiltza,
ta kanta nahi degu gogoz.

Santa Ageda bezpera degu
Euskal Herriko eguna,
etxe guztiak kantuz pozteko
aukeratua deguna.
Santa maitea gaur hartu degu
gure bideko laguna.
Haren laguntzaz bete gentzake
egun hontako jarduna.

La traducción sería:

¡Felicidad a todos los de esta casa!
venimos llamando,
de puerta en puerta como una vieja costumbre
con intención de renovarla este año.
No somos muy ricos en dinero,
ni en zapatos.
Pero andamos con la garganta sana,
y tenemos ganas de cantar.

Estamos en víspera de Santa Águeda
día de Euskal Herria,
El día que hemos elegido
para llenar las casa de alegría cantando.
Querida Santa hoy hemos cogido
a nuestro amigo del camino.
Con su ayuda podemos llenar
de esperanza este día.

sábado, 4 de febrero de 2012

LA NIEVE SUSPENDIÓ LAS FIESTAS

Hace frío y nieva en las calles de mi Ciudad, tal día como hoy 4 de Febrero (sábado), fecha en que está previsto recorran las calles , plazas y barrios de nuestra Ciudad las diversas Comparsas de Caldereros de la Hungria, siempre que el tiempo no lo impida.Por ello reproduzco en esta página aquel acontecimiento ocurrido allá por 1891, con nuestras Fiestas, por culpa del tiempo:

Un temporal de nieves, como pocas veces se había registrado en San Sebastián, hizo que no se celebrase en 1891 la fiesta del Patrono con actos callejeros. Nevaba sin cesar, llegando a alcanzar el ”blanco manto” hasta 8 centímetros de altura en las calles. El intenso frío hizo que se helasen las fuentes de algunas casas, causando grandes perjuicios a los habitantes. Según decía el periódico , algunos vecinos , después de abrir las canillas, encendieron grandes hogueras para ver si el calor producía el deshielo, pero resultó infructuoso este sistema, teniendo que recurrir a las fuentes públicas, algunas de las cuales no padecieron las consecuencias de las temperaturas “que nos vemos precisados a sufrir con paciencia y resignación”.

Las caídas de transeúntes abundaban, y la compañía del tranvía se vio obligada a suspender el servicio, pues la gran cantidad de nieve que cubría los raíles hacía imposible la circulación de los carruajes. A los empleados, puntualizaba el periódico, se les abonan sus sueldos como si trabajaran.

La única diversión de los donostiarras aquel martes 20 de enero fue la actuación en el Teatro Principal de una compañía que por la tarde puso en escena la comedia “El padrón municipal” y la Zarzuela “Quién fuera libre”; y por la noche , a beneficio del director de la compañía señor Soriano la comedia “¿Quién se casa?” y la zarzuela “Los trasnochadores”.

Se abrió una suscripción para socorrer a los necesitados que sufrían más los rigores del temporal y el primer día se recogieron 877 pesetas y diversas prendas de vestir, camisetas, gorras, enaguas, calcetines, botas, chaquetas, pantalones, mantas…. Repartiéndose, el día 20, 100 kilos de carne, 200 de patatas y 100 de pan. La Beneficencia repartió 1.600 bonos de comida.

A la nieve siguió un temporal de viento huracanado que destrozó árboles del Paseo de la Concha, arrancó algún farol, volcó la caseta del sereno que estaba frente a la Perla rompiendo el reloj que allí había. Los cristales de puertas y ventanas también sufrieron lo suyo. El viento derrumbó la fachada trasera de una casa que estaba construyendo en el Antiguo el arquitecto don Sebastián Camio y en el matadero de Cemoriya se vino abajo el alero del tejado de las cuadras. El mar presentaba un aspecto impresionante, con olas que barrían la Zurriola.

Las fiestas de aquel año quedaron reducidas a los bueyes que se corrieron en la plaza de la Constitución, uno a las 8 de la mañana, dos a las doce y tres a la tarde, a la quema del zezenzusko en la plaza de Lasala y a los bailables que la banda de La Unión alternando con el tamboril, interpretó en aquel lugar y que la gente joven aprovechó. Estos festejos, organizados por La Unión Artesana, y el baile de máscaras que hubo aquel día en los círculos de recreo “La Fraternal” y “La Amistad” a los que asistieron “hermosas mujeres luciendo elegantes disfraces que realzaban su belleza”, fueron las únicas diversiones de los donostiarras de hace un siglo, que ateridos de frío no pudieron celebrar de otra manera a su patrono.

(EL DIARIO VASCO – 19/01/1991- KOXKAS- R.M.)

D. JOSÉ VICENTE DE ECHAGARAY


“...D. Vicente de Echagaray, probísimo y modesto ciudadano, hijo de la capital de Guipúzcoa, y empleado en su administración municipal durante largos años. Amable y condescendiente con todos, vascongado de los más puritanos y de los más apegados á las antiguas morigeradas costumbres del pais, Echagaray fué durante cuarenta años (1813-1853) el poeta obligado en cuanta
s circunstancias y fiestas era necesario escribir algo, y así tan pronto componia los villancicos para las iglesias parroquiales de San Sebastian, como las coplas para las estudiantinas y las comparsas de Carnaval, los himnos y zortzicos para casi todas las solemnidades, los versos de encargo para las funciones de beneficio en los teatros y serenatas, y otras numerosas composiciones para análogos y tan variados fines.

Hombre modestísimo y complaciente servia gustoso y gratuitamente á todo el mundo, asi es que todos acudian á él en sus necesidades.

Escribió los Villancicos para las parroquias de la Ciudad durante la mayor parte de los años 1814 á 1853, y son tambien suyas casi todas las composiciones escritas para las numerosas comparsas, estudiantinas y otras fiestas celebradas en San Sebastian durante ese largo período de tiempo.

Hombre dotado de un génio alegre y de un constante buen humor, figuró en casi todas las comparsas celebradas en su época, en las que le cabia una principal parte como autor y como actor.

Desde 1813, en el terrible incendio de cuyo año perecieron las composiciones que anteriormente á dicha fecha habia compuesto, escribió numerosísimas poesías, ya en vascuence, ya en castellano, ya en ambas lenguas, y su número total se aproxima á cien.

Poseía bien el vascuence, y sus composiciones en este idioma, (dialecto guipuzcoano), valen en general bastante mas que las escritas en castellano. .........

Echagaray fué durante muchos años administrador de la Alhóndiga de San Sebastian, y estuvo tambien empleado por algun tiempo en la Junta de Comercio, cumpliendo en ambos puestos sus deberes con verdadera conciencia y escrupulosidad.

La única obra que compuso, aparte de sus versos, fué una traducción al vascuence de uno de los Evangelios, (no recuerdo si el de San Lúcas ó de San Mateo), version cuyos originales creo posea el ilustre Príncipe L. L. Bonaparte, que debió adquirirlos, segun tengo entendido, en su excursion filológica á este pais en 1856.

Probo ciudadano, hombre recto y honrado á carta cabal, D. Vicente de Echagaray falleció en su pueblo nativo el 15 de Abril de 1855.

En su tumba, como en la de otros muchos que han dedicado sus desvelos ó sus ócios al cultivo de las letras, pudiera escribirse con harta verdad: Fué poeta. Vivió y murió pobre” (6).

A. Zabala