¡Aquí va a suceder algo catastrófico; no hay más remedio que esperarlo así! Por lo visto el mundo ha dado la vuelta.....
En San Sebastián, puerto de mar "productor de merluza", se venía vendiendo ese pescado a un precio que generalmente era el doble del que regía en Madrid. Desde poco después de comenzar la guerra, el poder comer pescado en San Sebastián estaba reservado a Joselito cuando venía a torear en Agosto, a Romanones, a Sanchez Dalp, a Vanderbilt, y a algún otro "necesitado de ese calibre.
Unos cuantos gobernadores civiles, otros tantos alcaldes, innumerables señores pertenecientes a Juntas de Subsistencias, asesores, periodistas, concejales, armadores de barcos de pesca, etc., etc., se han estado devanando los sesos para encontrar un medio de que el pescado se vendiese barato y .... ¡nada, no encontraban el remedio! Poco menos que tiros ha habido por esta causa.
Pero ¡al fin! hubo en el Ayuntamiento un rayo de luz. Por lo visto, leyeron lo que tantísimas veces se había escrito y acordaron seguir las inspiraciones divinas. ¡Vamos a ver si esos entrometidos y empecatados periodistas tienen razón! Y se acordó adquirir pescado en Galicia y traerlo a San Sebastián -¡esto parece cosa de locos pero no lo es!- para venderlo municipalizado, o sea en puestos instalados por el Ayuntamiento.
El resultado ha sido verdaderamente maravilloso; hasta se ha dado el caso de que la merluza traída por los vaporcitos de San Sebastián se venda más barata que la merluza municipal. ¡Milagros que hay!
Pero lo verdaderamente asombroso es lo que va a ocurrir hoy miércoles, 26 de Marzo, día que debera ser señalado con orla de oro en los mercados municipales.
Según nos comunicó anoche por teléfono el teniente de alcalde señor Aguirreche, persona muy amable y que nos quiere mucho, hoy se venderá la merluza municipal a DOS PESETAS Y CINCUENTA CÉNTIMOS EL KILO. Por eso decimos que aquí va a pasar algo.
(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA" 26 de Marzo de 1919. página 5)
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lunes, 25 de marzo de 2019
domingo, 24 de marzo de 2019
DOMINGO AGUIRRE
Domingo Aguirre (1864-1920) nació en Ondarroa y se ordenó sacerdote en 1888. Fue destinado como capellán de las Carmelitas de Zumaia donde permaneció hasta su muerte. Destacan entre sus obras publicadas : "A. Larramendiren bizitzaren berri labur"(1890); "Auñamendiko Lorea"(1898); "Kresala"(1906), "Garoa"; etc.
El Pleno donostiarra celebrado el 21 de Septiembre de 1992, le dedicó una calle situada en el Polígono de Berio, que comienza en el encuentro del Paseo de Orixe con la calle de Balentegui, boerdeando el parque de Orio y terminendo en el encuentro del Paseo de Orixe con la calle de Sustraiarte.
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Domingo de Aguirre Badiola.
# Fecundo escritor en Euskara. Nacido en Ondarroa en 1864 y fallecido en Zumaia en 1920. Miembro de número de la entonces naciente Academia de la Lengua Vasca.
Cursó sus estudios en el Seminario Diocesano de Vitoria y se ordenó sacerdote en 1888. Ejerció su sacerdocio, primero en Carranza, y después de capellán del Colegio de MM. Carmelitas de la Caridad de Zumaya. Tuvo ocasiones para ocupar más altos cargos pero él rehusó, tal vez por su complexión enfermiza y débil, y permaneció en su capellanía de Zumaya hasta su fallecimiento. Escribió novelas, cuentos, leyendas, artículos, crónicas de viaje, poesías, etc. Prestando su colaboración principalmente en Euskal Erria, Euskalzale, Ibaizábal, Euskal-Esnalea, RIEV; Jaungoiko-zale, etc.
Se caracteriza por el dominio del lenguaje. Alguien dijo de él atinadamente que era un escritor de intuición clara, la observación penetrante, la descripción exacta, la matización delicada y el humanismo sano, que encajan perfectamente a don Domingo que con toda dignidad pasa a ser un clásico de la literatura vasca. Y según se dice fue muy considerado por Ortega y Gasset, cuando éste veraneaba en Zumaia. Su única obra que conocemos en castellano, aparte de unos pocos artículos y narraciones, es la Historia de Nuestra Señora de Iciar (1895). Comprobó sin duda que su genio idiomático no podía hallar en el castellano. Al percatarse de ello se entregó de lleno a la literatura euskérica. De entre sus primeros trabajos en euskera, en 1890, figuran algunos cuentos breves y artículos, así como un par de semblanzas, entre las que descuella A. Larramendiren bizitzaren berri labur, comentando la vida y obra del euskarólogo Manuel de Larramendi.
Su primera novela Auñemendiko lorea (1898), de tema histórico, situado en el s. VII, en torno a la introducción del cristianismo en el pueblo vasco, es sin duda la menos lograda de sus obras, si bien hemos de tener en cuenta que consistió el primer intento de novelista. Kresala (1906), novela de ambiente marinero, que primero vio la luz en Euskalerria a partir de 1901, está escrita en dialecto vizcaíno con predominación del contorno costero oriental del señorío, constituye la más real y vigorosa de sus obras. Garoa (1912), también novela costumbrista, pero de ambiente rural (se publicó primeramente en las páginas de la RIEV, t. I, 1907), es la más clásica de este autor, más trabajada, quizás de prosa un poco recargada para los gustos de hoy, pero de un estilo literario depurado, elegante, rico y fluido. Ni ta ni, novela histórica incompleta, publicada parcialmente en Euskal-Esnalea hacia 1917, que tiene por tema las luchas banderizas de Oñaz y Gamboa. Tradujo la obra teatral La Flor de Larralde de Arturo Campión, que bajo el título Larraldeko Lorea vio la luz en Euskariana (sexta serie), Pamplona, 1918.
Como obra póstuma tenemos a Ondarrak, publicada en 1964 en conmemoración del centenario de su nacimiento, que constituyen las páginas selectas, con prórroga y notas de A. Onaindia. La carrera literaria de Aguirre es una constante preocupación de superación de estilo, calando hondo en lenguaje y costumbres populares. Sus novelas costumbristas se han comparado con las de Pereda. Es posible que Aguirre se inspirara en motivos argumentales del montañés o siguiendo la moda de finales del siglo pasado en la literatura, de llevar las costumbres a las letras, acentuando los tipismos, pero afortunadamente no cayó en el barroquismo de Pereda. ¿Será por no lograr eludir de la sobriedad del vascuence que gusta de expresar las cosas sin rodeos y sin sobrecargas?. El genio idiomático que Aguirre llevaba dentro le impulsaba derecho a las ideas y al hilo de la narración. Por eso, en el peor de los casos, es mejor pensar con Mitxelena considerándole "magnífico pintor de costumbres y de caracteres, más próximo al vizcaíno Oscar Rochelt que a Pereda". Lástima que falleciera en la plenitud de su carrera, pues de lo contrario hubiera doblado su obra.
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lunes, 18 de marzo de 2019
jueves, 14 de marzo de 2019
COSAS QUE PASAN. (15/03/1931)
Así promocionaba el C.A.T. , en 1931,nuestra Ciudad en el extranjero según denunciaba LA VOZ DE GUIPUZCOA, periódico de la época, en su sección COSAS QUE PASAN:
"Vamos a dedicar un saludo al C.A.T.
Repetidas veces, y avalando nuestras informaciones con citas de casos concretos ocurridos en el extranjero a donostiarras amantes de su pueblo, hemos demostrado, y hasta hemos tenido la satisfacción de que verbalmente se reconociese la verdad de nuestras manifestaciones, que el C.A.T. se ha gastado muchos miles de duros en propagandas en el extranjero, sin que la propaganda apareciese por parte alguna. Porque no pretenderán convencernos de que fue "propaganda" de San Sebastián un cromo, hecho en Suiza, con pie bien visible, en el que se decia "Playa de la Concha", pero no se decía ni siquiera que aquella playa estaba en España. Nunca culpamos más que por negligencia a las personas que dirigían el C.A.T. ; pero el culpable ya desapareció y, sin embargo, el defecto perdura.
No hace aún mucho tiempo, dábamos cuenta de lo ocurrido en una agencia de viajes muy importante de París a un joven donostiarra, chofer del señor Cambó y muy entusiasta de su pueblo, el cual, queriendo saber como "andábamos" de propaganda de San Sebastián, entró a preguntar por guías, folletos o algo, y lo único que le pudieron o le quisieron decir fue que a las siete de la tarde salía un tren para Hendaya, que está muy cerca de San Sebastián.
La lectura de aquello ha tenido como consecuencia la carta que desde Atenas nos ha dirigido uno de los donostiarras que más enaltecen el nombre de su pueblo en el extranjero: nuestro querido amigo , el prestigioso director del Conservatorio de Atenas, Pepe Bustinduy.
"A lo mejor -nos dice- le parecerá a usted muy raro recibir una carta de este rincón de Europa, pero al ver que se trata de un donostiarra, que como el que más quiere a su choko, estoy seguro que se alegrará. Como usted bien sabe, recibo mi querida VOZ todos los días, pues ella me trae los recuerdos de mi Donostia, que es lo mejor del mundo, ¡si señor! Pues bien: leí en una de sus "Cosas que pasan" una por la cual yo no quiero pasar.
Es la falta de propaganda que se hace de nuestra playa de la Concha, que no admite comparación con ninguna de todas las que presumen de playas de moda en el mundo entero.
En todas las agencias de viajes de Atenas y en todos los grandes hoteles se anuncian todos los rincones de Europa, que tengan bien un poquito de mar, cuatro árboles y cinco casas de campo, y no hablo de las propagandas de Biarritz, San Juan de Luz y demás.
En ningún sitio he visto más fotografias de mi pueblo que las que en mi casa tengo. El ochenta por ciento de los griegos creen que San Sebastián tiene una pequeñita playa, pero que naturalmente no puede nunca ponerse al lado de las de nuestros vecinos. ¿Qué le parece? Por mucho que yo grite, no puedo llegar a convencer a todo el mundo de lo que quiere decir San Sebastián.
Por esta región, y si mis servicios pueden hacer algo, me pongo incondicionalmente a las órdenes de quien usted crea me pueda poner, y por eso le rogaré tenga la bondad de hacer que el Turismo, o quien sea, me mande directamente a mi casa prospectos, fotografías y demás, que yo me encargaré de repartir en todos los centros, hoteles y casas de Banca, etc.,etc., pues tengo a Dios gracias, buenos amigos aquí, y yo le aseguro que el tiempo que mis ocupaciones me dejen libre lo he de emplear en hacer lo que creo obligación de hacer por mi querido pueblo".
Hasta aquí lo que nos dice nuestro querido amigo y entusiasta donostiarra Pepe Bustinduy, a quien hay que comenzar por agradecer su donostiarrísima actitud, en la que seguramente le acompañan todos los donostiarras que viven fuera de su pueblo querido.
¿No cree el Centro de Atracción y Turismo que estos valiosísimos ofrecimientos deben ser utilizados?
Desde luego, podemos tener la seguridad de que no habrá una agencia de propaganda que, por muy caros que cobre sus servicios, los realice mejor que estos archisimpáticos donostiarras que viven fuera de su "txoko" amado.
Y sin que nosotros pretendamos, porque ello también constituiría un disparate, el que se prescindiese de las agencias profesionales, ¿será disparatado el enviar algún material de propaganda a estos eficaces agentes voluntarios?
Rogamos a los señores dirigentes del C.A.T. estudien este asunto, que, a nuestro juicio, tiene poco que estudiar.
(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA". Cosas que pasan. 15 de Marzo de 1931)
"Vamos a dedicar un saludo al C.A.T.
Repetidas veces, y avalando nuestras informaciones con citas de casos concretos ocurridos en el extranjero a donostiarras amantes de su pueblo, hemos demostrado, y hasta hemos tenido la satisfacción de que verbalmente se reconociese la verdad de nuestras manifestaciones, que el C.A.T. se ha gastado muchos miles de duros en propagandas en el extranjero, sin que la propaganda apareciese por parte alguna. Porque no pretenderán convencernos de que fue "propaganda" de San Sebastián un cromo, hecho en Suiza, con pie bien visible, en el que se decia "Playa de la Concha", pero no se decía ni siquiera que aquella playa estaba en España. Nunca culpamos más que por negligencia a las personas que dirigían el C.A.T. ; pero el culpable ya desapareció y, sin embargo, el defecto perdura.
No hace aún mucho tiempo, dábamos cuenta de lo ocurrido en una agencia de viajes muy importante de París a un joven donostiarra, chofer del señor Cambó y muy entusiasta de su pueblo, el cual, queriendo saber como "andábamos" de propaganda de San Sebastián, entró a preguntar por guías, folletos o algo, y lo único que le pudieron o le quisieron decir fue que a las siete de la tarde salía un tren para Hendaya, que está muy cerca de San Sebastián.
La lectura de aquello ha tenido como consecuencia la carta que desde Atenas nos ha dirigido uno de los donostiarras que más enaltecen el nombre de su pueblo en el extranjero: nuestro querido amigo , el prestigioso director del Conservatorio de Atenas, Pepe Bustinduy.
"A lo mejor -nos dice- le parecerá a usted muy raro recibir una carta de este rincón de Europa, pero al ver que se trata de un donostiarra, que como el que más quiere a su choko, estoy seguro que se alegrará. Como usted bien sabe, recibo mi querida VOZ todos los días, pues ella me trae los recuerdos de mi Donostia, que es lo mejor del mundo, ¡si señor! Pues bien: leí en una de sus "Cosas que pasan" una por la cual yo no quiero pasar.
Es la falta de propaganda que se hace de nuestra playa de la Concha, que no admite comparación con ninguna de todas las que presumen de playas de moda en el mundo entero.
En todas las agencias de viajes de Atenas y en todos los grandes hoteles se anuncian todos los rincones de Europa, que tengan bien un poquito de mar, cuatro árboles y cinco casas de campo, y no hablo de las propagandas de Biarritz, San Juan de Luz y demás.
En ningún sitio he visto más fotografias de mi pueblo que las que en mi casa tengo. El ochenta por ciento de los griegos creen que San Sebastián tiene una pequeñita playa, pero que naturalmente no puede nunca ponerse al lado de las de nuestros vecinos. ¿Qué le parece? Por mucho que yo grite, no puedo llegar a convencer a todo el mundo de lo que quiere decir San Sebastián.
Por esta región, y si mis servicios pueden hacer algo, me pongo incondicionalmente a las órdenes de quien usted crea me pueda poner, y por eso le rogaré tenga la bondad de hacer que el Turismo, o quien sea, me mande directamente a mi casa prospectos, fotografías y demás, que yo me encargaré de repartir en todos los centros, hoteles y casas de Banca, etc.,etc., pues tengo a Dios gracias, buenos amigos aquí, y yo le aseguro que el tiempo que mis ocupaciones me dejen libre lo he de emplear en hacer lo que creo obligación de hacer por mi querido pueblo".
Hasta aquí lo que nos dice nuestro querido amigo y entusiasta donostiarra Pepe Bustinduy, a quien hay que comenzar por agradecer su donostiarrísima actitud, en la que seguramente le acompañan todos los donostiarras que viven fuera de su pueblo querido.
¿No cree el Centro de Atracción y Turismo que estos valiosísimos ofrecimientos deben ser utilizados?
Desde luego, podemos tener la seguridad de que no habrá una agencia de propaganda que, por muy caros que cobre sus servicios, los realice mejor que estos archisimpáticos donostiarras que viven fuera de su "txoko" amado.
Y sin que nosotros pretendamos, porque ello también constituiría un disparate, el que se prescindiese de las agencias profesionales, ¿será disparatado el enviar algún material de propaganda a estos eficaces agentes voluntarios?
Rogamos a los señores dirigentes del C.A.T. estudien este asunto, que, a nuestro juicio, tiene poco que estudiar.
(FUENTE: "LA VOZ DE GUIPÚZCOA". Cosas que pasan. 15 de Marzo de 1931)
lunes, 11 de marzo de 2019
PROTECCIÓN A LA SIDRA
Los donostiarras de hace dos siglos debían ser hombres tenaces, a los que no asustaban pleitos ni recursos, pues pese a las Reales Provisiones del Consejo de Castilla volvieron a las andadas y así, en 1732, un año después de haber dictaminado el superior organismo sobre la preponderancia del Fuero, detuvieron dos barricas de sidra que un vecino de Hernani quería enviar a Zumaya. El hernaniarra insistió en su derecho de libre circulación por la provincia de la sidra y recurrió ante las Juntas Generales y al Consejo de Castilla, quien por real sobre carta de 27 de octubre de 1732 mandó que se cumpliesen las anteriores Reales Provisiones y que se restituyese a su dueño la sidra retenida, con abono de daños y perjuicios.
San Sebastián no era única en eso de proteger las sidras producidas en su término municipal, pues en muchos pueblos de la provincia había ordenanzas que venían a decir lo mismo. La provincia, en Juntas de 1765, 1766, 1771, 1772, 1774 y 1776, sostuvo y apoyó la libertad que concedía el Fuero para el uso, venta, comercio y extracción de la sidra.
En 1782 el Ayuntamiento de Motrico trató de impedir la venta de una partida de sidra procedente de San Sebastián, y la Diputación ordenó que se remitiere. Insistió Motrico y mandó cerrar dos tabernas de vino chacolí elaborado fuera de su término municipal y la Diputación concedió voz y costa a los cosecheros. Voz y costa son dos palabras que figuran con frecuencia en el texto del Fuero. Voz significa la autorización que la provincia daba a una Corporación o particular para seguir bajo su protección un asunto cerca de las autoridades, y la concesión de costa denota la oferta de sufragarse por la provincia los gastos que en el seguimiento del asunto se hicieran. Voz y costa se otorgaban según explica don Severo Aguirre Miramón, cuando un acto ejecutado en cumplimiento del Fuero era impugnado o atacado ante los poderes públicos.
El Fuero protegía la producción de la provincia y determinaba que "no podía traerse por mar ni por tierra ninguna cantidad de sidras de la cosecha del reino de Francia, ni de ninguna otra parte de fuera de esta provincia, para que en ninguna de sus villas y lugares se envasen, vendan ni consuman, ni para la navegación de Terranova, ni otra ninguna, ni alguna persona la compre hasta tanto que las de las cosechas del cuerpo de esta provincia se gasten y consuman". Así, en 1726 la provincia embargó una cantidad de sidra que Fuenterrabía habia importado de Francia.En cambio, en 1732, ante la escasez de sidra, la provincia autorizó la importación.
También en el Fuero , así como en varias ordenanzas municipales, se prohibía dar al comercio sidra mezclada con agua, "ya que la sidra es por sí sola bebida de poca fuerza y no conviene que se la debilite más con la participación del agua, que además podría fomentar la codicia de cosecheros o fabricantes".
Pero dejémonos de los pleitos y disposiciones que hubo en tiempos pasados y evoquemos, como escribió José María Salaverria, "aquellas tardes de camaradería epicúrea, entre incontables rondas de vasos espumosos", y preparémosnos a degustar la nueva cosecha.
(KOXKAS. 11 de marzo de 1983)
San Sebastián no era única en eso de proteger las sidras producidas en su término municipal, pues en muchos pueblos de la provincia había ordenanzas que venían a decir lo mismo. La provincia, en Juntas de 1765, 1766, 1771, 1772, 1774 y 1776, sostuvo y apoyó la libertad que concedía el Fuero para el uso, venta, comercio y extracción de la sidra.
En 1782 el Ayuntamiento de Motrico trató de impedir la venta de una partida de sidra procedente de San Sebastián, y la Diputación ordenó que se remitiere. Insistió Motrico y mandó cerrar dos tabernas de vino chacolí elaborado fuera de su término municipal y la Diputación concedió voz y costa a los cosecheros. Voz y costa son dos palabras que figuran con frecuencia en el texto del Fuero. Voz significa la autorización que la provincia daba a una Corporación o particular para seguir bajo su protección un asunto cerca de las autoridades, y la concesión de costa denota la oferta de sufragarse por la provincia los gastos que en el seguimiento del asunto se hicieran. Voz y costa se otorgaban según explica don Severo Aguirre Miramón, cuando un acto ejecutado en cumplimiento del Fuero era impugnado o atacado ante los poderes públicos.
El Fuero protegía la producción de la provincia y determinaba que "no podía traerse por mar ni por tierra ninguna cantidad de sidras de la cosecha del reino de Francia, ni de ninguna otra parte de fuera de esta provincia, para que en ninguna de sus villas y lugares se envasen, vendan ni consuman, ni para la navegación de Terranova, ni otra ninguna, ni alguna persona la compre hasta tanto que las de las cosechas del cuerpo de esta provincia se gasten y consuman". Así, en 1726 la provincia embargó una cantidad de sidra que Fuenterrabía habia importado de Francia.En cambio, en 1732, ante la escasez de sidra, la provincia autorizó la importación.
También en el Fuero , así como en varias ordenanzas municipales, se prohibía dar al comercio sidra mezclada con agua, "ya que la sidra es por sí sola bebida de poca fuerza y no conviene que se la debilite más con la participación del agua, que además podría fomentar la codicia de cosecheros o fabricantes".
Pero dejémonos de los pleitos y disposiciones que hubo en tiempos pasados y evoquemos, como escribió José María Salaverria, "aquellas tardes de camaradería epicúrea, entre incontables rondas de vasos espumosos", y preparémosnos a degustar la nueva cosecha.
(KOXKAS. 11 de marzo de 1983)
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