jueves, 7 de noviembre de 2019

KOXKAS DONOSTIARRAS: "TIPOS POPULARES DONOSTIARRAS"

Las fiestas populares en el San Sebastián de hace ochenta años o cien años estaban animadas por figuras que han pasado a la pequeña historia de la ciudad. Voy a traer hoy a esta columna a algunas de ellas. Figura principal y alcalde a perpetuidad de aquellas tamborradas de 1900 fue Angelito Minondo. Tipo bohemio y chacarrillero, pertenecía a una familia acomodada que tenía un gran almacén de ultramarinos.
En unos San Fermines estaba en Pamplona y en la plaza de toros se armó la marimorena contra el presidente, y en medio del gran barullo Angelito Minondo sacó una larga caña de la que colgaba una naranja y acercándola al presidente le daba en la cara. Fue detenido y pasó quince días en la cárcel. Cuando llegó a San Sebastián en un landó tirado por cuatro caballos, le esperaba un gran gentío "que le recibió como a un héroe popular. Se apeó del coche dignamente y recibió el homenaje repartiendo apretones de manos y puñados de calderilla a la chiquillería", escribió Juan de Hernani.
Otra figura popular fue Manish, cuya gordura era insuperable. Llegó a pesar 175 kilos.  Su padre, también gordo, era cochero y dueño de una cochera en la calle Bengoechea. Manish de pequeño acompañaba a su padre en el pescante, pero al empezar a engordar renunció a sus paseos en coche y a los estudios de bachillerato. Tenía un gran apetito y muchísima sed. "En las cabalgatas aceptaba de buena gana el papel de Baco. Lustroso y coronado de pámpanos sobre un trono de barricas, era exactamente la pagana deidad del cuadro (Los borrachas o El triunfo de Baco) de Velázquez".
Ofrecía su figura para las fiestas benéficas y populares y sabía hacer de Don Tancredo en las becerradas de la Unión Artesana. Murió a la edad de 40 años.
Brocolo era otra de las figuras populares de hace años. Solía estar entre los tenderetes de La Brecha. Un día, una casera que buscaba un relojero para que le arreglara el reloj del caserío le contrató. Brocolo, que no tenía ni idea de relojería, se presentó al día siguiente en el caserío con un amigo, su ayudante. Lo primero que dijo es que mientras arreglaba el reloj "prepárenos una tortilla de jamón para merendar". Con un tenedor hacía cosquillas a la maquinaria. Cuando estuvo preparada la tortilla fueron a la cocina a dar cuenta de ella. Brocolo entraba y salía y hurgaba en las entrañas del reloj que, de repente, empezó a sonar. La casera pagó tres pesetas por el trabajo y Brocolo y su amigo se iban y el reloj seguía sonando. La casera preguntó cuando iba a parar a parar ahora todas las que le faltan", contestó.

KOXKAS . R.M. EL DIARIO VASCO . 

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