Un cierto aire machista existía antaño que se puso de manifiesto en la sesión de nuestro Ayuntamiento del 29 de diciembre de 1613. Acordaron nuestros munícipes escribir a don Alonso de Idiacaiz, virrey de Navarra felicitándole las Pascuas y la salida y entrada de año. Se planteó la cuestión de felicitar también por carta particular a su esposa la duquesa, pero un regidor, Francisco de Hoiosaedo, dijo que no había costumbre en la villa de escribir cartas a las mujeres, pues con escribir a los maridos se cumplía con la cortesía debida, «sin poner nuevo estilo ni sumisión». Y la señora duquesa se quedó sin recibir la felicitación de nuestros munícipes.
Para vigilar la salud de los donostiarras, el Ayuntamiento ajustó con el médico Larralde sus servicios el 7 de octubre de 1613 en cien ducados al año. El 13 de diciembre de 1618 se ajusta por cuatro años con tres médicos, un doctor y dos licenciados, pagando cien ducados al primero y 150 a cada uno de los licenciados. En cuanto a boticarios, acordo el Ayuntamiento el 6 de diciembre de 1651 que., sólo hubiese cuatro en la villa, y a la muerte de uno entrara otro, examinado y aprobado, .presentando sus títulos al Regimiento, .dando preferencia al natural de la villa.
La fiesta de tos toros ocupaba tiempo a nuestros. regidores y en el trabajo que llevó a cabo don Serapio Múgica sobre las disposiciones de nuestros Ayuntamientos en los siglos XVI y XVII hay abundantes pruebas de ello. El 3 de agosto de 1587 acordaron nuestros regidores pagar 342 reales por las barreras puestas para los toros del día de Santiago. El 24 de junio de 1621 se encomienda al jurado Francisco de Lasarte disponga que se traigan para las fiestas de Santiago y San Roque doce toros para cada tarde y alguna colación. EI 21 de junio de 1651 se acuerda traer ocho toros de la Ribera para correr con motivo del feliz parto que se espera de la Reina. Unos días después, el 1 de julio, se dice que se traigan ocho, toros bravos de la Ribera de Navarra para las fiestas de Santiago y San Roque, y el 3 se acuerda se traigan más toros de esa provincia porque serán pocos los ochos navarros y el día 6 se envían a Pamplona 3.500 reales de plata para pago de los ocho toros, aprobándose ajustar ciertas invenciones de fuegos de pólvora pará las dichas fiestas en 110 ducados de plata». El 19 de agosto se decide vender en publica subasta los toros navarros sobrantes «porque hacen mucho daño en las heredades de la jurisdicción».
En 1581 las ocho cargas de leña se vendían a doce reales. La medida del largo de la leña era de tres codos y medio, y se puso por orden del Ayunyamiento en la pared de la iglesia de Santa Catalina un modelo de fresno para que en casos de duda pudiera el público confrontar la largura de la leña que compraba. Si no alcanzaba dicha medida, sería decomisada. Más tarde se dispuso que la carga de leña verde habría de tener dieciséis arrobas y la seca catorce arrobas. Así nuestro Ayuntamiento defendía los intereses de1 vecindario y luchaba contra el agio y el fraude.
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jueves, 6 de septiembre de 2012
DE TOROS Y OTRAS COSAS
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