Una de las fiestas más populares que había en el San Sebastián de hace un
siglo era la socamuturra, que no podía faltar el 20 de enero, en la Candelaria,
los Carnavales .... Había comparsas, tamborradas, iñudes, caldereros.. y junto a
estas manifestaciones de la popular alegría y del jolgorio más o menos
desenfrenado, la socamuturra. La gente acudía por las calle San
Jerónimo, Narrica, Puerto a la
Plaza de la Constitución. Un celador abría al final de la calle
de Iñigo la cuadra donde se encontraban las reses destinadas al
matadero y unas horas antes un empleado municipal dejaba al descubierto el
anillo que se hallaba enterrado en el centro de la plaza. Todo estaba a punto
para comenzar la fiesta que como nadie cantó el popular Marcelino
Soroa y hasta llegó a cantar Vilinch. El buey atado a
una cuerda que controlaba un carnicero, llegaba dando carreras a distro y
siniestro, los muquizus corrían, algunos caían al suelo, sobre los cuerpos de
otros pasaba el buey, el jolgorio y los sustos eran generales. Un cronista de
la época describió en pocas líneas aquel juego, infantil, espectacular y a la
vez peligroso: "La lidia en el cuadrilátero,, lleno de gente, se reduce a que el
animal dé vueltas y más vueltas buscando la salida; enredándose con la cuerda y
molesto con tanta hostilidad concluye por sacudir cornadas. Se ocasionan algunos
tumultos y se forma una resaca humana en los arcos de la plaza, en los que
cuando entra el buey el chillido de las mujeres es espantoso. De aquellos
atropellos fue víctima el ex-ministro Fermín Calbetón que una
tarde salió con toda la ropa destrozada. El carnicero, fijo en la argolla del
centro, procura que la maroma esté tirante y a fin de evitar caídas grita de vez
en cuando, moviendo la cuerda: "teine"...."teine" para que se percate la gente y
salte. Al ser conducido el animal a la "baca" (cuadra de donde salió), la
multitud se desmanda por las calles adyacentes a esperar su tránsito cobijada en
las esquinas, y si el buey se distrae por otra, a lo que se llamaba hacer
carrera, el público corre y se guarnece en los portales". A ver el
espectáculo acudía medio San Sebastián y no faltaban las mujeres, "desde la
princesa altiva a la que pesca en ruin barca", que seguían la fiesta desde los
balcones. Los koskeros, los joshemaritarras, los choriburus, los kaskariñas,
después de asistir a la fiesta iban a la sidrería de la Bárbara en la calle del
Angel o la de Kupeleta en la de Pescadería, a
comentar, a comparar con otras socamuturras y a refrescar el gaznate reseco tras
las corridas.
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Saturday, 06-May-2006
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KOXKAS - R.M. - DV - XX ENERO 1994
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