sábado, 11 de febrero de 2012

INFLUENCIA FRANCESA

La proximidad de San Sebastián a la frontera es la causa primera, la razón principal de la influencia francesa sobre nuestra ciudad y sus gentes. En la mente de todos está, por ejemplo, la estampa de grupos nutridos de franceses viniendo aquí a presenciar las corridas de toros, y cuando el turismo se hizo más cómodo por el progreso de los medios de comunicación, aquí venían - y vienen - turistas galos, sobre todo en verano, a bañarse en nuestras playas, a degustar los menús vascongados, a adquirir diversos objetos y prendas, aprovechando el cambio favorable de su moneda, en los comercios donostiarras, en los que se habla francés como segundo idioma.

Pero mucho antes de que el turismo fuera una realidad en toda Europa, San Sebastián ya había conocido años y años de influencia gascona, que queda para siempre recogida en sitios y lugares de nuestra ciudad y alrededores, cuyos nombres son permanente testimonio de aquella. Nombres gascones son Urgull, Mompás, Molinao.... Y lo mismo podríamos decir de apellidos de linajes galos, desde los tiempos de Alfonso VIII, como Miramont, Puyo, Morlans, Belloc, Arzac, Dupuy, Gascue, Gamón, Ayet (que dio el nombre de Ayete a una zona campesina donostiarra), Mans, Garro, Estor .....

Vinieron aquí, se afincaron, aquí y generación tras generación han llegado a nuestros días. Se adentraron en la administración pública de la villa y llegaron a ocupar cargos importantes de la misma. El cargo de preboste, similar al de alcalde, fue otorgado por merced real a un gascón y a título hereditario, a mediados del siglo XIII, a Urdincho de Mans el Bueno. Muchos siglos después, otros prebostes, con título hereditario, fueron los Engómez.

En esta influencia francesa sobre nuestra ciudad han tenido mucha importancia las guerras. Las tropas del duque de Berwick ocuparon San Sebastián desde 1719 a 1721 y entre los años 1793 a 1828, aquí estuvieron tropas francesas con los convencionales, los imperiales y con los hombres de Angulema.

Luego, en días de paz vinieron los religiosos expulsados de Francia por las leyes de Combes y Waldeck-Rousseau, que abrieron colegios que aquí siguen, y gran número de artesanos, comerciantes e industriales, que contribuyeron "al auge de nuestra ciudad, y gran número de ellos aquí arraigaron, en ella emparentaron y donostiarras son sus hijos y descendientes", dice José María Donosty en un trabajo del que he tomado los datos para este escrito. Si antes eran los periódicos franceses los que abundaban en los kioskos de Prensa, ahora es la TV gala la que entra en los hogares donostiarras.

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