miércoles, 8 de febrero de 2012

VIEJOS CAFÉS


Las costumbres, las modas, los gustos cambian con el paso de los años. Las tertulias en los cafés, con los "echadores" que circulaban a gran velocidad entre las mesas sirviendo a los clientes, con la música que rompía el muro de las conversaciones, son solo un lejano recuerdo. Si volviese Ramón Gómez de la Serna no encontraría lugar en que asentarse para dirigir su tertulia, entre un mar de mesas.

¿Por qué hemos desterrado las tertulias de nuestras costumbres?¿Tiene hoy el hombre menos tiempo libre que hace cincuenta o cien años y no encuentra hueco en sus horas diarias para acudir a una tertulia?¿Qué hace cuando no está trabajando en la oficina o en el taller? Acaso la televisión tenga parte de culpa en esta desaparición de las tertulias cafeteriles a las que eran tan aficionados nuestros mayores. Y al no haber tertulias, al estar menos concurridos los cafés, estos han ido desapareciendo, sustituidos por bares con barra y pinchos o establecimientos en los que la música sustituye la coversación entre los clientes.

Veamos cuantos cafés había en San Sebastián hasta el derribo de las murallas en 1863.

Uno de los edificios que en su tiempo fue planeado con vistas al engrandecimiento de la ciudad y cuyas proporciones y adorno estuvieron admirablemente calculados, es el inmueble que se halla en la esquina del Boulevard con la calle de Garibay, donde estubo el café de la Marina. Este edificio y el de enfrente el de la esquina de los impares, fueron los primeros que se construyeron en el llamado entonces ensanche. El café se llamó en un principio Suizo y de la Marina, de la compañía Matossi y Fanconi, tomándolo después Oteiza, el precursor de los cafeteros donostiarras, lo tuvo también Kutz y después Florentino Rojo.

El primer decorador de la Marina tuvo un acierto al colocar en la cornisa del techo de la sala en medallones los retratos de los hombres más preclaros del país, navegantes, descubridores, ingenios..... Así el cliente, entre sorbo y sorbo de café, leía en aquellos rostros parte importantísima de la historia de Guipúzcoa. El café fue cerrado, pero su recuerdo sigue imborrable entre los que le conocieron y alguna vez fueron sus clientes.

Los cafés más importantes que hubo intramuros fueron : el llamado Viejo o de la Facunda, de Vicente Orti, situado dentro del Cubo Imperial; el primitivo de la Marina, frente al Teatro Principal; el del Comercio, de Pozzy, donde luego estuvo el Oriental, bajo los arcos del Boulevard; el de la Paz, de Escala, en la Plaza de la Constitución; el de Esterlines, especializado en helados; el café delPuerto, en la calle de este nombre; y otro en la plaza de las Escuelas cuyo nombre no recuerda quien me ha facilitado estos datos.

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