lunes, 7 de enero de 2019

FUENTERRABÍA , SAN SEBASTIÁN

Para una corporación de armadores y comerciantes marítimos, la coyuntura no podía ser más desesperada: si no podían sacar las mercancias de Navarra y desembarcar las destinadas a este reino interior, no cabía otra solución que buscar otro puerto marítimo (1) donde desembocara el tráfico de Navarra. Al sur encontraron dos: el estuario del Bidasoa y el abra del Urumea. De ambos puntos arrancan sendos caminos naturales hacia la meseta navarra; del primero, por el Baztán y el puerto de Velate; del segundo se pasa fácilmente al Oria y por su afluente el Leizarán se alcanza el puerto de Urto y Leiza. De ambos, sobre el mapa, hoy nos parece que es el mejor el primero, el del Bidasoa, el más corto, pero el enorme farallón de Velate es menos franqueable. Quizá esta sea la razón por la cual San Sebastián y no Fuenterrabía fue el principal asentamiento de los inmigrantes gascones. Y ello a pesar de que el estuario del Bidasoa tenía una más antigua tradición portuaria : nada menos que se remontaba a la época de los romanos.

En efecto, a lo largo del río corría, en los primeros siglos de nuestra era, el camino entre Pamplona y Easo, como ya el mismo nombre lo indica -Bidasoa < Vidaso < vía ad Easo y yo presumo que el área minera llamada Oeaso o Easo tenía su centro urbano en el pequeño promontorio  entonces casi rodeado  por las aguas de la ría, que los indígenas llamaban - en vascuence, claro- Beraun (= plomo) o Irún (que es lo mismo, sin el artículo A, que Iruña = el burgo). Al pie del mismo, el puerto cuyos muros y relleno con restos de cerámica romana excavó recientemente Rodriguez Salís.

Parece que éste era el punto indicado para que los gascones establecieran allí su factoría. Pero no lo hicieron así: se instalaron en otra península, seis kilómetros aguas abajo, a la que llamaron Fuenterrabia (2), a mitad de distancia entre los embarcaderos romanos de Irún y de Astuniaga (en el cabo Higuer). ¿Por qué prefirieron tal emplazamiento a los otros dos? Por lo que se refiere a Astuniaga, por ser éste peligroso; siempre fue puerto de refugio y el hecho de que hayan sido localizados allí unos pecios romanos demuestra que los buques no tenían en aquel fondeadero suficiente seguridad. Y en lo que hace al puerto de Irún o Beraun, el mismo nombre de Fuenterrabía nos lo dice; cuando llegaron los gascones se encontraron con que en el Bidasoa había pasado lo mismo que en el Adour: se había formado un banco de arena cerca de la boca, que si dejaba padar el agua, dificultaba el paso de buques de cierto porte. Este banco arenoso incluso permitía, en la bajamar, vadear el río y los indígenas -lo repito: en vascuence, claro- le llamaron Ondarribia (= vado de arena). Los recién llegados, como no entendían el significado de tal nombre, que les sonaba raro, lo gasconizaron formando ese curioso híbrido de Fonterrabia (hoy Fuenterrabía).

Fuenterrabia, buen fondeadero, no servía a los gascones como puerto principal para su tráfico navarro. Porque no son iguales las condiciones requeridas para una u otra función: para fondeadero, puerto simplemente de etapa y avituallamiento, basta un lugar protegido de las cóleras de la mar y de la eventual hostilidad de la población circundante; Fuenterrabia, estrecha península -entonces- en el centro del abra del Bidasoa, cumplía bien ambas condiciones. Pero, en cambio, no tenía las condiciones requeridas para un puerto terminal, que esencialmente es el punto en donde se encuentran dos tráficos: el que viaja por mar y el que circula por el hinterland terrestre; en una palabra, es un punto de trasbordo de mercancías. Ignoro por qué razón Fuenterrabía no pudo ser el puerto terminal de Navarra en el Cantábrico: quizás la dureza del col de Velate, pero la vía romana lo atravesaba y el col de Ibañeta, en Roncesvalles, era mucho más alto; quizás el enfangamiento de la ría del Bidasoa había progresado tanto -en los mil años transcurridos- que ya no podía enlazar fácilmente el nuevo puerto con la vieja "vía ad Easo". La realidad es que Fuenterrabía no pudo ser el puerto de Navarra; es más, han fracasado cuantas tentativas -y fueron muchas- se han hecho en la Edad Media y Moderna para darle tal función.

Sea cual fuere la causa, el papel de puerto terminal vino a desempeñarlo San Sebastián. La bahía donostiarra -en la época romana y aún mucho tiempo después- no tenía esta forma perfecta de concha que presenta hoy. Por de pronto, era mucho más amplia: en superficie de agua, el doble, y en línea de costa, el triple, aproximadamente. El Urumea desembocaba en su centro y las dos islas de Urgull y Santa Clara le servían de defensa exterior. Hacia el oeste, sobre una península -espolón rocoso que se adentraba en las aguas, la iglesia monasterial dedicada a San Sebastián mártir, fundada allá por el año 1000 por las casas labradoriegas del contorno. No voy a entrar hoy en este tema de la fundación de San Sebastián el "antiguo", auténtico misterio con el cual tengo prometido enfrentarme algún día, pero sin que aún me encuentre con fuerzas para ello. Pero en el tan controvertido documento que aquí llamamos "la donación a Leire" hay una referencia -sólo una cosa- que quizás permita pensar que en esta bahía los romanos tuvieron también  un apostadero: es donde dice que se incluye en la donación "illam villam quam antiqui dicebant Izurun".

¿Dónde estaba situado este burgo Izurun? Pienso que al pie de Urgull, isla en la época romana; y para cuando llegaron los gascones ocho o diez siglos después, ocasionalmente península, pues las bajamares dejarían en seco el banco de arena donde hoy se alza el primer ensanche de la ciudad, el de Cortázar. Por vía de hipótesis, no resulta inverosímil que los marinos bayoneses se instalaran en sus ruinas, aprovecharan los fundamentos de sus muelles, allí establecieran su factoría y después solicitaran y consiguieran de Sancho "el Sabio" el fuero que fundaba la villa de San Sebastián y que después sirvió también para establecer la de Fuenterrabía.

(GLOSAS EUSKARAS. 1971. José Luis BANÚS y AGUIRRE)

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