miércoles, 10 de diciembre de 2025

CONCLUSION


Termina aquí la segunda parte de la historia de San Se-bastián.

Conocemos las costumbres de nuestros antepasados, la vida que hacían, sus trabajos, su laboriosa y pacífica existencia de pueblo pescador, Industrial y campesino.

Hemos entrado en las calles de la Ciudad y pasado unas ho-ras deliciosas en ellas. Nada nos puede resultar secreto.

Sus diversiones, sus bailes y sus fiestas no podrán ya olvi-dársenos, y cuando desde los caseríos les hemos despedido sa-bíamos que un poco de nosotros iba a sufrir con ellos en los días de guerra y bombardeo que les aguardaban.

Y es en este momento precisamente cuando iniciamos la úl-tima parte de nuestra historia, construida con grandes reali-dades.

Crecerá San Sebastián de forma increíble, como esos glo-bos que, pequeños como canicas, son inflados hasta casi ex-plotar.

Circunstancias históricas favorecerán su desarrollo, que no se detendrá ante nada, ni tan siquiera ante la enorme dificul-tad de tener que robar al mar su espacio.

El ansia de vivir después de las angustias padecidas y una confianza en su natural valia son las herramientas con que tra-bajaron los donostiarras. Nada les detuvo, ni la inseguridad, ni la novedad de un nuevo medio de vida el veraneo y el turis mo- que ellos crearon, ni el extraordinario estirón que, a ve ces, resulta peligroso.

Veamos ahora a lo que puede llegar y lo que puede conse guir un pueblo que parece de hacendosas hormigas.

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